Sesión VIII. Voluntad

Fuerza de Voluntad

¿ Alguna vez te has preguntado…

¿Qué es la Voluntad? ¿Cómo determina la Voluntad nuestra Representación del mundo? ¿Seguro que es la nuestra? ¿Y si no de quién?

¿De dónde nace tu Voluntad? ¿Es innata? ¿Viene de tu educación? ¿De tu contexto? ¿De la sociedad? ¿La desarrollas por tu cuenta? ¿Cómo?

¿Es tu Voluntad libre o está condicionada? ¿Por qué? ¿Por quién?

¿Qué relación hay entre Voluntad, Consciencia e Inteligencia?

¿Te has parado a pensar que v ivimos en un contexto en que la Voluntad de unos pocos está cambiando la forma que el resto vemos el mundo?

Unos pocos que no han sido elegidos por la ciudadanía para transformar sus sociedades, ni revolucionarios guiados por su idealismo, ni aventureros que lo hacen por la fuerza, ni sesudos pensadores cuyas profundas reflexiones sirvan de guía… Todo eso era antes.

Hoy día la sociedad la están transformado personas que han sido elegidos por sus inversores. Personas que tienen que Ganar Más Dinero.

Hemos visto cómo ha cambiado la forma en que compramos y vendemos, la forma en que comemos, la forma en que invertimos, la forma en que nos curamos, la forma en que conducimos, la forma en que nos relacionamos, la forma en que encontramos pareja, la forma en que escuchamos música… ¿Cómo sería nuestro mundo sin la Voluntad de Gates, Jobs, Bezos, Musk, Kalanick, Zuckerberg, Altman…?

Sin ellos y sin su Voluntad.

¿Y entonces qué pasa con la tuya?

¿Cómo hablamos de la Voluntad?

Parece que no, pero la palabra Voluntad está muy presente en nuestro vocabulario. Hablamos de tener «Fuerza de Voluntad»; hay cosas que pagamos «dando la Voluntad»; hablamos de «Voluntariado» y «Voluntarios» para referirnos a las cosas que hacen ciertas personas porque creen que son necesarias; incluso aquello que se hace a base de esfuerzo y sin medios lo calificamos como «Voluntarista».

– LTSF

La palabra Voluntad no es algo que usemos en nuestro vocabulario habitual. Etimológicamente, Voluntad viene del latín “volo”, querer. Lo que queremos siempre tiene un contexto, es maleable y manipulable. También decimos más “te quiero” (de volo/velle), que “te amo” (de amo/amare).

Uno de los mensajes clave de Alisteir Crowley, el famoso satanista, decía “Thou hast no right but do your will”. Lo que se opone directamente a una frase del Padre Nuestro, “Hágase Tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo”, en la que tiene primacía, lo que debe hacerse, es la Voluntad de Dios.

Hay una obra de teatro de Pablo Messiez, ganadora de un Premio Max, “La Voluntad de Creer”, que toma su título del juicio a Juana de Arco. Cuando le preguntan durante el juicio que cómo sabía que la voz que escuchaba era la del Ángel San Miguel, la Doncella de Orleans contesta “porque tuve la Voluntad de creerlo”. Podemos entender la Fe como la Voluntad de creer.

También podemos pensar que hay una Voluntad Delegada, cuando traspasamos a otros nuestra Voluntad para que hagan algo. ¿Es porque nos aburre? ¿O hay una voluntad delegada como el que delega una responsabilidad?

¿Podemos entrever ahí una Voluntad como sinónimo de Responsabilidad?

Parece que cuando hablamos de “fuerza de Voluntad” siempre se hace para expresar su carencia, en términos negativos. También con que existe una Voluntad conseguir un objetivo, y hacer lo que sea necesario para lograrlo, aunque sea engañar.

Hay más ejemplos de uso cotidiano de la palabra “Voluntad”. Por ejemplo, cuando hablamos de la última Voluntad y testamento; o dar a alguien como pago “la Voluntad”. ¿Qué se debe? La Voluntad. Lo que quieras.

En las escrituras, Lucas 2:14 el ángel que se aparece a los Pastores les dice “Paz a los hombres de buena Voluntad”.

Otras de las palabras que derivan de Voluntad es “Voluntariado”. Hay una reflexión de Victoria Kent que decía que el voluntariado es necesario para mantener la cohesión de la sociedad. De hecho el Voluntariado es una clase en sí misma, se conoce como “El tercer sector”, el primero es el sector público y el segundo el privado. De ahí podemos ver al Voluntario entendido como el activista del Voluntariado, que hace una labor no remunerada porque quiere que esa labor se haga. Porque hay una recompensa personal. Relacionado con eso mismo está la Objeción de Conciencia, cuando haces un trabajo de Voluntariado a cambio de ejercer tu Voluntad de elegir no hacer la mili. En el ejército se dice que si hay un Voluntario, dé un paso al frente.

Otra expresión es el “Voluntarismo”. Alguien para el que lo más importante es que la realidad cambie y antepone ese cambio sobre todo lo demás para que ocurra. Aunque también hay una forma de entender el Voluntarismo como hacer algo sin los medios necesarios para hacerlo, simplemente por pura “Fuerza de Voluntad”, un enfrentamiento contra la dificultad porque es importante lograr el objetivo.

Podríamos definir Voluntarismo como una Voluntad sin Capacidad, o al menos, sin medios. Parece que el Profesionalismo es lo contrario del Voluntarismo. También podríamos decir que el Voluntarismo está vinculado al amateurismo.

¿Qué es la Voluntad?

Asociamos la Voluntad con un propósito de transformar la realidad que nace de nuestro deseo o necesidad. Como cualquier deseo, puede ser causa de ansiedad o sufrimiento. Por eso mismo, la falta de deseo, de necesidad o de esperanza puede hacer que no tengamos Voluntad.

– LTSF

La palabra Voluntad está en el título de “El triunfo de la Voluntad”, el documental de Leni Riefenstahl, y ahí se estaba hablando de una Voluntad muy concreta, transmitida de una forma muy concreta, expresada como determinación. ¿Cómo es la voluntad que ahí se muestra? ¿Puede ser “pura” o “impura”? Hoy en día prácticamente no se usa la palabra “Voluntad”, quizá habría que buscar una definición en la que veamos “Voluntad” como un término “limpio”.

¿De dónde sale la Voluntad? ¿Se puede coger y transformar?

¿Hay unos mínimos para tener Voluntad? Llevándolo a la idea de la jerarquía de Maslow. ¿Hay que ser libre para tener Voluntad? Desde luego si no se es libre está la Voluntad de querer ser libre.

¿La Voluntad siempre tiene un propósito transformador? Podemos entender la Voluntad como el deseo de cambiar algo.

Hay un encadenamiento entre la Voluntad, el deseo de cambiar, el querer cambiar, y el hacerlo. La Voluntad tiene una componente de planificar la consecución de un objetivo, y por tanto, de buscar los medios para lograrlo. Es interesante la relación entre Voluntad y querer. En ese sentido, la Voluntad es un motor, que te lleva al hacer. Haces cosas que materializan y concentran tu Voluntad.

Igual que podemos hablar de si la Voluntad nace del deseo, también podemos pensar que nace de la necesidad. Y eso nos invita a pensar que al igual que alguien puede ser esclavo de su deseo, en cierta medida, también puede serlo de su Voluntad.

La Voluntad es un motor que nos permite transformar el entorno, en un plano distinto al que lo puede hacer el Deseo o el Anhelo. La Voluntad está vinculada a una forma, una manera de conseguirla, y usamos la expresión “Fuerza de Voluntad” precisamente para expresar la tenacidad para conseguir un objetivo transformador.

Manuel Machado tiene un poema en el que ensalza la libertad de no tener Voluntad.

“Mi voluntad se ha muerto una noche de luna

en que era muy hermoso no pensar ni querer…

Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna…

De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.” 

(Adelfos, Manuel Machado)

 

Esa línea de libertad para querer o no querer es uno de los titulares de una entrevista a Murakami con motivo del Premio Princesa de Asturias de las Letras, que decía “Yo sólo escribo lo que me da la gana”, en un mundo y sector donde quizá no todos puedan.

Siguiendo la mención inicial al trabajo de Schopenhauer, su visión está muy influida por la filosofía oriental, en particular por el budismo. Ellos hablan de las Cuatro Nobles Verdades: la verdad del sufrimiento, la verdad del deseo como origen del sufrimiento, la verdad de la extinción del deseo y la verdad de la extinción del sufrimiento. Al vincularlo con el sufrimiento, traslada una connotación negativa de la Voluntad y el deseo. Lo que acaba con la Voluntad es que la existencia no tenga sentido.

En “La Naranja Mecánica” leemos esa transición de personas que únicamente viven el presente, de manera casi animal. Cuando les aplican la “técnica de Ludovico”, anulan su Voluntad, y los personajes acaban completamente condicionados y amaestrados.

Asociamos la Voluntad a la “cultura del esfuerzo”, en cuestiones como cultivar el cuerpo, también a estudiar y adquirir nuevos conocimientos, a crecer profesionalmente… Es interesante esa asociación entre Voluntad y Esfuerzo, que parece que van juntas. Y lo opuesto, la falta de Voluntad se asocia a la Pereza, o incluso al aburrimiento, que estudia Josefa Ros Velasco.

El marco temporal donde ocurre la Voluntad

La Voluntad ocurre en el presente, con la intención de promover un cambio que sucederá (o no) en el futuro.

– LTSF

La Voluntad también se materializa en sus resultados, puede ser “ejemplo” y “reputación”. El cambio sin embargo se hace en el “ahora” y afecta en el “futuro”. Y sin embargo, para Heráclito el cambio es lo que está permanentemente ocurriendo, no hay pasado ni futuro. En relación con el tiempo, la Voluntad ocurre en el ahora.

Es interesante pensar que la Voluntad ocurre ahora y su resultado o efecto estará en el futuro, por tanrto, podrá o no ocurrir lo que nos habíamos propuesto. Eso puede generar ansiedad. Todo tiene que ver con las teorías de la presencia, tu mente tiene que vivir en cada momento, aunque tomes decisiones pensando en el futuro, lo único que existe es el presente.

Sólo hay ahora pero también va a haber un después, que depende en cierta medida de lo que hacemos ahora. En el biopic sobre Lincoln, hay una escena en la que decía algo así como que “hay que seguir la idea de dónde queremos ir”.

Lo que pasa es que luego hay todo tipo de ideas, en esta Tertulia hemos hablado sobre las visiones transhumanistas de la mente colmena, y de cómo hay empresarios y emprendedores que hoy en día están trabajando en esa idea. Eso es una Voluntad de intervenir en el futuro.

La responsabilidad sobre el futuro se resuelve de manera última con las religiones, que te anticipan lo que va a ser de ti una vez que mueras. Chesterton decía que “cuando uno deja de creer en Dios, puede creer en cualquier cosa”.

A la hora de pensar en el futuro que dejamos a las siguientes generaciones, es fundamental la idea de la esperanza. Cuando no hay esperanza, entonces tampoco hay Voluntad para el cambio o la mejor.

Es esa lectura del “vive el ahora”, porque todo lo que viene será peor. También es verdad que las personas se enganchan a las lecturas o a las series de contenido distópico porque genera interés, curiosidad, morbo. Es un ciclo que se retroalimenta.

El mundo como Voluntad

El mundo es la representación que de él hacemos, y esa representación nace de la Voluntad. No necesariamente de la nuestra. Puede que nuestra representación y entendimiento del mundo responda a la Voluntad de otro que se haya impuesto sobre la nuestra.

– LTSF

¿Las cosas son como son, o son como las interpretamos? Es la gran pregunta sobre qué es la realidad. Los hechos son hechos, y sobre ellos se construyen explicaciones o interpretaciones. A eso luego lo llamamos “la verdad”, y para un mismo hecho existen varias. Lo estamos viendo en el conflicto en la Franja de Gaza.

En un contexto bélico como el del otoño de 2023, las partes involucradas en diferentes conflictos tienen Voluntad de trasladar una visión del mundo; que no se sepa lo que ha pasado sino su interpretación de lo que ha pasado. Voluntad de generar ruido y desinformación, lo contrario de la transparencia.

Pero en otras épocas, eran los Gobiernos o las Religiones las que imponían una visión del mundo, según su Voluntad. La Voluntad de Dios es un concepto muy interesante. ¿Quién la conoce y cómo la transmite? A finales del XIX y principios del siglo XX hubo una controversia en la que participó Valle Inclán en torno al movimiento espiritista, y a cómo se estaba trasladando el mensaje de los espíritus, lo que querían los espíritus. ¿La Voluntad del espíritu es la del médium, la del que mueve la Ouija?

Ahí entramos en el terreno de las creencias. Creemos aquello que queremos creer, por el motivo que sea, porque nos reconforta, por ejemplo, y el papel del intermediario es precisamente conectarnos con eso que queremos creer.

Hay un nicho de población que puede ejercer su Voluntad y responder por ella. Y también hay Voluntades que se toman y se usan. Por ejemplo, el antisemitismo. Usamos la Voluntad de otros para influirles.

En “Los renglones torcidos de Dios” se habla sobre cómo se percibe la realidad, sobre si realmente conocemos el mundo en el que vivimos, o es una representación mental que nos hacemos, y cómo esa representación nos condiciona. En ese sentido, construimos una Voluntad sobre una representación propia. Está el mundo y está cómo lo vemos.

Movimientos como el Brexit surgen de la intención de hacer que el Reino Unido del futuro vuelva a ser el del pasado. Uno de los mitos sobre los que se construyó el relato del Brexit lo escribió Boris Johnson diciendo que Bruselas iba a vetar las patatas fritas con sabor a marisco. Siempre hemos pensado que el pasado era “el ayer”, y ahora empezamos a pensar que el futuro tiene que parecerse al pasado.

También vemos estos movimientos que se imponen en el mundo digital. Por ejemplo, Meta haya metido canales en Whatsapp, la herramienta que usas para comunicarte con tus contactos. Es algo que no puede elegir no ver, puedes elegir suscribirte a un canal o no, pero no puedes elegir no tener canales. Así que ahora puedes leer las difusiones de Bad Bunny o de Cabronazi en una herramienta que pensabas que era para hablar con tus amigos.

Hay pactos entre cliente, proveedor y terceros que están ocultos, ocurren sin que tú lo sepas o seas consciente. Es lo mismo que pasa con las cookies, cada vez es más enrevesado entender para qué se usan o quién las usa. Es una especie de negociación basada en la cesión: ver hasta dónde estás dispuesto a perder, por ejemplo, de tu privacidad, y a cambio de qué.

La Voluntad Transforma la Sociedad

El Contrato Social define la figura de la Voluntad General para referirse a una Voluntad que trasciende al individuo, y se convierte en la del colectivo. La sociedad tiene una Voluntad que alguien administra, por lo general eran los representantes de un Gobierno o de una Religión. Hoy día, también la administran los representantes de las empresas.

– LTSF

La historia nos demuestra que hay Voluntades que importan (porque se tienen en cuenta o se imponen) y otras que no. Asociar una etiqueta de «importancia» a las Voluntades nos hace pensar si una Voluntad tiene “tamaño”, y entonces si hay Voluntades más grandes que otras. Si las Voluntades tienen “tamaño” entonces también tienen “peso”. ¿Qué hace que una Voluntad pese más que otras?

Eso nos lleva a pensar en la idea de la Voluntad y la Soberanía. No había un término que representase la capacidad de un colectivo para decidir o gobernar, y se usó la palabra “soberanía”, como en “el pueblo soberano”.

La necesidad de cambiar hace que exista una Voluntad. Ahora, también ocurre que la Voluntad de un individuo se convierte en la Voluntad de un pueblo.

¿Qué impacto tiene mi Voluntad en la del resto? Hemos comentado la película del Triunfo de la Voluntad. Cómo han influido en el mundo las Voluntades de Hitler o de Stalin. Y al mismo tiempo, cómo esas personas reciben una Voluntad que “emana” de un colectivo como un partido político. Parece además que todo se decide en sitios secretos en los que nunca estamos.

También hay una voluntad que podríamos decir “bastarda”, cuando usurpamos las voluntades ajenas y las hacemos nuestras, o las sometemos por ejemplo al mercantilismo.

¿Por qué obviar la libertad a la hora de la Voluntad? En nuestra sociedad hemos convertido la atención en un bien escaso, el hecho de saberlo, de tener tantos sitios en los que fijar nuestra atención, hace que se active nuestra Voluntad a la hora de elegir donde poner el foco. Aunque al mismo tiempo hay terceros intentando activar ellos, atraer, nuestra Voluntad.

Así que se puede transigir, y aceptar la Voluntad de otro, o directamente, se puede manipular o ser manipulado. Está el ejemplo de cómo Steve Jobs presionó al equipo para conseguir presentar el iPhone y que pareciera que funcionaba. Que encontrase una solución que resolviera un problema, que era la materialización de su Voluntad.

Hobbes decía que había 2 Voluntades: la de subsistencia, que la tiene el ser humano como ser vivo; y la de la compasión, que es pensar en la subsistencia del otro. El Estado surge como regulador de las Voluntades de la gente, porque cada persona querrá su propio beneficio, pero el Estado determina lo que les conviene. Sobre todo la forma en la que deben manejar su dinero.

La visión racionalista del Estado es el Contrato Social que promovía Rousseau, cuando define la Voluntad general como la suma de las voluntades del pueblo, que es más que la suma de las voluntades individuales. El Contrato Social como tal no sigue vigente. Se adapta y se redefine constantemente. En el Contrato Social se define la Voluntad general, y además a todo el mundo se le asigna un rol. En el Contrato Social además había una expectativa de que las personas se desarrollasen dentro de él. Se va redefiniendo por oleadas según vienen nuevas formas de progreso. Por ejemplo en la UE todos los estados ceden cierta soberanía, y eso parece que hoy en día se está rompiendo, con los movimientos soberanistas y el “sálvese el que pueda”.

Podemos decir que hay tres grupos: los que cumplen una Voluntad ajena; los que deciden la Voluntad de otros; y los que prescriben a los decisores. Podría haber un cuarto grupo, el de los que articulan cómo se hace esa Voluntad. Hay un ensayo “1000 Mesetas” que pasó en cierta medida desapercibido, no fue un gran éxito, puede que lo leyeran pocas personas, pero esas pocas personas que lo leyeron tuvieron mucha influencia. Aunque no es libro con gran difusión, se considera un texto relevante del post-estructuralismo y la posmodernidad.

Voluntad y Cultura

La Voluntad General es una manifestación de una cultura, y por tanto, de un contexto temporal y social determinado, de una historia, unos valores y unas creencias. Evoluciona y se adapta con el paso del tiempo.

– LTSF

Las redes sociales construyen cámaras de eco, sus algoritmos enseñan a la gente lo que quiere ver, o lo que otros quieren que vean, y así se polarizan las opiniones. Crear una opinión es una forma de imponer una Voluntad. Lo hemos visto en los diferentes escándalos de Cambridge Analytica, está documentado el cambio de opinión para que triunfen opciones políticas. Cambiar la opinión de una persona conlleva un cambio de su realidad, porque la ve de otra manera, y un cambio de la sociedad cuando aplica a muchas personas. Hay una alternativa a elegir moderar contenidos con personas o con máquinas, y es hacerlo con ambas. Es la idea del “centauro”, personas ampliadas por la tecnología.

Hay también una cuestión geográfica en torno a la Voluntad, ¿es igual en todas las culturas y en todos los tiempos? En nuestra sociedad occidental por ejemplo pensamos que las sociedades orientales son más dóciles, o al menos, que están más alineadas con el bien común o el propósito general.

En España tenemos una cultura del “pícaro”, del “perdedor”. Del que sale con la suya con el mínimo esfuerzo. Hay un libro, “Monjes y monasterios españoles en la Edad Media”, de Juan G. Atienza, en el que explica que en la España musulmana, los monjes tenían que cumplir los designios de los superiores de sus Órdenes, y entonces entraban a predicar en las sinagogas o las mezquitas. A través de la provocación y de la jerarquía, se intentaba promover un cambio cultural.

¿Dónde nace la Voluntad de hacer el bien? En todo caso de los valores universales de qué es el bien para mí y para cualquier otro. Todo el propósito de la sociedad es anular la Voluntad individual y poner por encima del individuo al colectivo.

La Voluntad Individual

La Voluntad Individual nace del reconocimiento de que el individuo es capaz de desear, definir y realizar su propio destino a partir de su sentido. Esto también es un hecho cultural.

– LTSF

Como miembros de la sociedad, ¿vivimos dentro de una Voluntad? Parece que coexisten varias, la nuestra y la del grupo social. En el monomito, el Héroe cumple una Voluntad que está determinada por su destino, que le han prescrito los dioses. El ejemplo de Aquiles por ejemplo, que va a la Guerra de Troya porque así lo ha dispuesto Tetis, su madre..

«el hado ha dispuesto que mi vida acabe de una de estas dos maneras: Si me quedo á combatir en torno de la ciudad troyana, no volveré á la patria, pero mi gloria será inmortal; si regreso, perderé la ínclita fama, pero mi vida será larga, pues la muerte no me sorprenderá tan pronto.” (Homero, La Iliada 307-430)

En la modernidad, el destino deja de estar definido por los dioses, mi Voluntad es hacer mi destino. El destino no está en el presente, está en el futuro, como decíamos. En futuro.

Por eso el Individualismo viene muy a cuento. El Contrato Social intenta implicar al pueblo en la soberanía, pero estamos en un momento de ruptura. Intentamos tener visiones y objetivos comunes, pero al mismo tiempo, queremos desarrollar el individualismo como persona, y eso lleva al individualismo de las naciones en su búsqueda de la riqueza, la estabilidad, etc. Realmente en la historia llevamos poco tiempo en el que existe la Voluntad individual, siempre ha existido una Voluntad impuesta al resto. Decimos que en la tradición occidental se ha desarrollado la idea de la Voluntad individual, pero este ejemplo es lo contrario, se parece más a la idea oriental de que la Voluntad del individuo se supedita al del grupo.

Una de las reflexiones de leer “El hombre en busca del sentido” de Viktor Frankl, es que del sentido surge la Voluntad, y no al revés. Es la Voluntad la que confluye en materializar el sentido. Encontrar un sentido es encontrar un propósito, y la consecución de ese propósito es la tarea de la Voluntad. Visto así, buscar el sentido es la clave. El sentido cambia con el tiempo, no sólo en las culturas, también en las personas. Las culturas afectan a cómo desarrollamos la Voluntad. La cultura afecta a cómo fijas tu intención en algo, y cómo puedes hacer que esa intención se materialice.

La Voluntad tiene algo de expectativa, y por tanto cierta capacidad de cumplirse o de no cumplirse. La expectativa, la esperanza, se puede frustrar. Efectivamente, la expectativa puede ser muy alta o estar en general alejada de las realidades que uno puede tener o lograr. Eso no impide que se desarrolle la Voluntad individual, lo que determinará es si se puede llevar a cabo o no.

Cómo se entiende la Voluntad en cada cultura es diferente, y eso determina además quiénes están dentro o fuera del marco. En Europa por ejemplo ahora el que parece expulsado de la sociedad es precisamente el que piensa en el bien común y no en su propio interés.

También tenemos la mítica frase de Yoda, que tiene que ver con la Voluntad, “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”. Cuando en realidad, intentar no es lo contrario de hacer, intentar es un verbo activo, es hacer.

Consentimiento y Consciencia

Desarrollar una Voluntad en libertad requiere de consciencia y consentimiento.

– LTSF

En tecnología se habla de los dark patterns en interacción online, por ejemplo, que hacen que las personas tomen decisiones en su contra o en contra de sus intereses. ¿Cómo afecta eso a la Voluntad de las personas si no son conscientes de lo que aceptan?

En la RAE se vincula “Voluntad” con el consentimiento, pero no con la consciencia. ¿Es la consciencia anterior a la Voluntad? Puede serlo, o no. Hay un concepto que es el de la Voluntad jurídica. Jurídicamente tiene una gran relevancia en el consentimiento del contrato la existencia de Voluntad de las partes. Si no existiese Voluntad, eso conllevaría la falta de consentimiento, y consecuentemente, es causa de nulidad en el contrato. Es una forma de entender lo que alguien conscientemente firma, o quiere firmar, o cree que está firmando, frente a la realidad. Se usa por ejemplo en la compra de viviendas con los “vicios ocultos”. Uno compra una casa pensando que está en un estado.

Esto se usó en la defensa de los afectados por las tristemente famosas “preferentes”. Ser consciente o no de lo que se está haciendo.

 

Muchas gracias a David, Fernando, Virginia, Julia, Blanca, José Carlos, Pedro, Juan y José Ramón por venir a compartir.

En Madrid, a 19 de octubre de 2023.

La imagen de la Voluntad es de José Antonio Gallego en Unsplash.

Sesión VII. Creatividad

¿Alguna vez te has preguntado…

…si la creatividad sigue siendo la cualidad única e indistinguible del ser humano? ¿Qué es la creatividad? ¿Tiene un proceso? ¿Y hasta qué punto ese proceso se distingue de la copia? Y si no se distingue mucho, ¿la inteligencia artificial generativa es creativa?

Al fin y al cabo, la han llamado “generativa”, no “creativa”… ¿Crees que esa distinción es intencional?

El proyecto «The Next Rembrandt» es del 2016, ¡¡2016!! 7 años! ¡Pero si eso es perditecnia! Lo hacían por fuerza bruta, con análisis de datos y demás. Algo obsoleto. Hoy tenemos a Midjourney y a Dall-E ganando premios de fotografía, y tenemos los temazos de Drake y el nuevo disco de Oasis, y resulta que VCCP ha lanzado faith, una agencia creativa para explorar y potenciar el lado creativo de la IA.

Habíamos pensado que la creatividad era el último refugio de la inteligencia humana, pero los algoritmos pueden quitarnos los premios además de quitarnos los trabajos. Hay estudios que apuntan que la tasa de sustitución de tu peluquero es menor que la de un Director Creativo.

¿Pero no decíamos que la creatividad era Lo Humano?

Diálogo de los Maestros

Esta vez nos saltaremos de nuevo la Chatham House Rule y publicaremos íntegro el debate que moderó David Criado con Jordi Claramonte, doctor en filosofía, ensayista y profesor de Teoría del Arte y Estética en la Facultad de Filosofía de la UNED; Luis Villa, referente del diseño estratégico; y Luisa Ordoñez, artista visual que explora la relación entre territorio e identidad, y estrategias para cuestionar las formas hegemónicas de producción de conocimiento.

Pregunta: Empezamos, si os parece, por intentar definir qué es la creatividad y cuál es su papel.

Jordi: Me gusta empezar por coger la palabra, y ver qué se encuentra. Etimológicamente, creatividad viene de crear, y crear viene del latín, creare. La creación como tal era algo restringido a los dioses. Los humanos recreaban o reutilizaban. En ese sentido, tenía que ver con lo que copiamos, porque nadie crea de la nada. Sólo los dioses. Los humanos lo hacemos a partir de patrones que ya existen, porque eso es lo que entendemos. Por ejemplo, el lenguaje. Las palabras que usamos ya existen, no podemos estar inventando palabras nuevas constantemente, porque si no, no nos entenderíamos. Y esto está muy relacionado con la IA.

Luisa: Es verdad que no se crea de la nada. Para mí la creatividad es algo inherente para el hombre, está presente en todo momento. A veces se habla de la creatividad como un capital simbólico, limitado y acotado a ciertas personas, cuando en realidad, la creatividad es un terreno que habitamos de forma consciente y cotidiana. Una persona que un día compra una flor y la pone en un florero, está siendo creativa.

Luis: Para mí hay dos elementos interesantes que añadir, uno es el de la intuición, otro el de la destrucción. Un origen habitual para la creatividad es la necesidad de destruir algo, deshacer algo que está mal y desmontarlo para hacerlo de nuevo, bien. Es un escenario habitual, algo que a mi me han pedido muchas veces en mi carrera profesional.

Otro es el de la intuición, el saber por qué camino ir. Me gusta ver la creatividad como una exploración, una búsqueda del equilibrio entre “intuición” contra “sentido”. A veces tengo la sensación de ir abriendo un camino por la selva, explorando, y cuando miro atrás veo los palacios que han construido en el camino que he abierto. Y pienso, ¿por qué esos palacios no son para mí? Pero luego me doy la vuelta y sigo explorando.

Y al hilo de lo que comentaba Luisa, es cierto. En el mundo de la empresa, hay un problema y es ver qué hacemos para que las personas se quiten sus máscaras de profesionales y dejen ver a las personas que hay detrás. Es un reto sacar el lado creativo de las personas que no se sienten creativas.

Pregunta: Vamos a volver a la figura del “dios” como creador. Douglas McGregor propone en “El lado humano de las organizaciones” dos teorías de gestión de personas. La teoría X es una visión constrictiva de los empleados, que son personas irresponsables que requieren supervisión constante. La teoría Y en cambio es una visión delegativa de los empleados y su capacidad para motivarse e implicarse en su trabajo, lo que los convierte en personas creativas. ¿Hay personas X y personas Y? ¿O todos realmente podemos ser creativos?

Jordi: En la filosofía de la Grecia clásica, hay dos conceptos que explican la creatividad. El primero es la mímesis, que tiene muchos significados, algunos tienen que ver con el reflejo y la imitación. Es decir, con la recreación, con repetir lo que ha salido bien. Repetimos las cosas que funcionan porque si no, la lías. El cereal se planta en otoño, y si lo plantas en verano o en invierno, pues entonces no sale. Pero inevitablemente, durante esas repeticiones pueden ocurrir variaciones, de forma intencional o por error. Y esas variaciones dan lugar a nuevos resultados, a cosas nuevas.

El segundo concepto es el de poiesis, que tiene el significado de la creación y de la producción. La poiesis es el paso del no-ser al ser. Y aquí es donde volvemos a retomar la idea de los patrones. Creamos o producimos siguiendo patrones, combinándolos o modificándolos.

Sin embargo, que haya estas dos visiones de mímesis y poiesis no significa que una sea mejor que la otra, que sean excluyentes o que no se puedan combinar. Todos tenemos capacidad de hacer mímesis y de hacer poiesis.

Luis: Lo que pasa es que en el mundo profesional clasificamos y catalogamos a las personas, como si fueran herramientas. Se les asigna una función, tú eres un tornillo, tú eres una llave inglesa, etc. Todo eso acaba en una hoja Excel. Es en esa clasificación donde se determina quién puede o quién no puede ser creativo. Al convertir a las personas en funciones, pierden su propósito. Porque sinceramente, es dudoso que alguien quiera que su legado sea miles de documentos procesados y bien clasificados.

Luisa: De todas maneras, el contexto de McGregor y lo dice el título del libro, aplica a las organizaciones. Su visión de la creatividad es algo organizacional y capitalizable. Puede que haya creatividad o no en las empresas, pero la creatividad es algo mucho más amplio, la creatividad siempre está presente en la vida privada.

Pregunta: Jordi hablaba de la creatividad a través de patrones. Luisa, te quería preguntar, ¿esos patrones cambian en relación a las culturas con las que se relacionan? ¿Dependen de dónde estés?

Luisa: Hay diferentes actitudes hacia el arte en cada cultura, claro, porque el arte es una manifestación de la sociedad, o de una comunidad. A través del arte se narra una historia, y viendo cómo cambia el arte, podemos ver cómo ha cambiado la sociedad.

Pregunta: Sabéis que estamos ahora en medio de una huelga del sindicato de guionistas en Estados Unidos. Uno de los mensajes que me ha llamado la atención decía que “ChatGPT no tiene traumas infantiles”, no tiene un dolor desde el que poder crear. ¿Puede la inteligencia artificial crear si no siente?

Luis: Desde luego imitar en base a patrones sin duda. En 2015 hubo una primera oleada de preocupación por los robots sustituyendo los trabajos. Había todo tipo de informes y listados. En aquella época había una visión generalizada que decía que la IA no podría afectar a los “trabajos creativos”. Hoy parece que tenemos claro que sí.

Desde luego que el dolor es algo importante en el proceso creativo, al menos para mí. Yo las mejores presentaciones las he hecho el día antes, de madrugada, cuando sentía que no iba a llegar, y que iba a hacer el ridículo. Ahora podría pedirle a ChatGPT que me las preparase a partir de mis patrones.

Muchas veces un diseñador o un creativo considera que sus clientes “no tienen ni puta idea” porque “no entienden su trabajo”. Que crean cosas demasiado elevadas para la capacidad de la persona a la que va dirigida.Y es porque se agarran al proceso, al craft. He hecho las cosas según el proceso, por tanto el resultado tiene que ser bueno.

El trauma puede ayudarte a cambiar de contexto, a usar el patrón en un ámbito inesperado y por tanto sorprendente e incomprensible. Pero el proceso se puede estructurar.

Jordi: Bueno, hay que tener cuidado para no cruzar la línea del “cuñadismo”. Hay cosas que nos pueden parecer una singularidad, y por eso nos pueda faltar mucha información para emitir un juicio. Un “cuñao” no deja de ser alguien que es incapaz de apreciar lo específico de una singularidad, y en lugar de informarse o callarse, habla.

En filosofía hay mucho trabajo ya hecho sobre la “carne” y el “trauma”. Todo tiene su forma de creatividad, hasta la máquina. Hay que tener cuidado con pensar que sólo el ser humano tiene creatividad. Hay que estar atentos a la creatividad de los animales, incluso de hongos y bacterias. Los animales también tienen su forma de creatividad a través de patrones, aprenden y transmiten, y tienen sus propios símbolos.

Pensar que sólo el ser humano puede crear es “cuñadismo”, incluso la forma en que se haga la pregunta puede ser “cuñadista”. La palabra «inteligencia» viene del latín, de “intelligere”, que se compone de “inter” y “legere”. “Legere” significa escoger, coger de aquí y allá. Nos lleva de nuevo a la idea de los repertorios de soluciones, de patrones. Lo que pasa es que los repertorios de soluciones que tiene un ser humano son diferentes de los que tiene un helecho.

Luis: ChatGPT es como un super cuñao, compone y rellena, es peligroso porque no “sabe” de lo que habla.

Jordi: A mí en su día se me ocurrió hacer el “cuñatronic”.

Nota del Moderador: En SNGULAR en su día implementamos un asistente virtual que se llamaba MiCuñao. Representaba a esa especie del cuñao “listillo”, el que siempre encuentra el iPhone más barato, consigue mejor camarote cuando se va de crucero, le regalan las llantas de aleación cuando se compra el coche, etc.

Luisa: Estamos hablando de que el proceso creativo se puede automatizar, lo vemos como algo industrializable, yo reivindico la creatividad íntima. En realidad, aceptamos la idea de los patrones creativos porque estamos muy familiarizados con ellos. El cine, o la industria audiovisual, son un gran ejemplo. Una de las críticas que se hace al cine es la falta de nuevas historias, son todas la misma. la misma narrativa y la misma estética. Nuestro consumo creativo está muy patronizado, Tal vez hay que salir de la fórmula.

Pregunta: Al hilo de los patrones que se repiten una y otra vez, que pueden incluso describirse como en el Monomito, ¿podemos salir de ellos? ¿Podemos crear sin seguir patrones?

Jordi: No. Hay que tener una base compartida. La comunicación se basa precisamente en eso, en que hay un elemento compartido. Si te sales del patrón, entonces corres el riesgo de que el otro se pierda, de que no te entienda, de ahí surge la diferencia de la percepción del valor. Cuando comunicas, necesitas que la gente entienda “de qué va” lo que expresas.

Para los griegos, lo “simbólico” representaban aquellas ideas que todos entendían, por tanto “encajaban”, “unían” porque se entendían. En cambio, lo “diabólico” era lo que separaba o no conectaba. Era la idea de sembrar cereal en invierno, en lugar de en otoño. Los griegos apreciaban lo simbólico por encima de todo.

Luisa: No se crea desde cero, siempre se crea a partir de algo. Y nuestro cerebro viene con sus patrones. Lo que pasa es que vamos recreando los patrones, y olvidamos el referente, de dónde vienen. Es como tener la cáscara pero perder el huevo. Algo tan sencillo como cambiar un elemento de la fórmula es lo que nos hace salir del patrón y ver a dónde lleva.

Volviendo al mundo audiovisual, los patrones están tan institucionalizados, que existe el patrón de cuestionar el patrón. Y lo vemos por ejemplo en las películas de género que ridiculizan el género. No deja de ser el patrón canónico de ridiculizar el patrón canónico.

Luis: Aunque todo sea una combinación de cosas que alguien pensó antes y responda a los mismos patrones, las emociones de quién combina tienen fuerza creativa. La forma en la que ves algo desde el dolor es distinta de cómo la ves desde la alegría. Es verdad que en la economía todo se basa en optimizar los procesos, por eso hemos llegado a un punto en el que optimizamos a las personas.

Pregunta: En el mundo empresarial hemos vivido una aproximación en los últimos años al proceso de diseño aplicado a la innovación, a la organización, a los sistemas, al negocio… La popularización del Pensamiento de Diseño, de la Experiencia de Usuario… ¿todo eso es creatividad o no?

Luis: Yo tengo mi propio framework en el que veo las organizaciones y sus culturas a través de una equivalencia a los estados de la materia. Así hablamos de empresas sólidas cuando tienen procesos muy rígidos y bien establecidos, con estructuras jerárquicas y modelos de comunicación centralizada. Solemos pensar que empresas con alto grado de regulación como bancos o aseguradoras son empresas sólidas. Después hay empresas líquidas, que son flexibles y adaptativas, los roles son fluidos y se fomenta la creatividad y la innovación. Las empresas gaseosas tienen culturas altamente dinámicas, hay una mentalidad de aprendizaje contínuo que se materializa en experimentación constante. IDEO por ejemplo es una empresa gaseosa. Muchas veces las empresas gaseosas son las que tienen que cuestionar a las empresas sólidas, para que cambien. Y luego ya están las empresas plasma, completamente disruptivas y quién sabe si fuente de cuñadismo extremo.

La cultura de diseño puede ser igualmente “sólida”. Todo se puede procedimentar y jerarquizar, y recogerse en manuales, guías y patrones que la gente luego sólo tenga que aplicar. Según en qué parte del modelo estés, o en qué cultura de empresa, tu papel será uno o será otro. Pero el proceso de diseño se puede mecanizar, industrializar y burocratizar.

Jordi: El modelo de los estados de la materia también se usa en ciencias naturales aplicado al estudio de los ecosistemas. Un bosque sólido, por ejemplo, donde todas las especies están en su equilibrio, puede volverse líquido cuando llegan nuevas especies.

Pregunta: Vamos a pasar ahora a hablar de la belleza. ¿Quién diseña las cosas que se aceptan como bellas? ¿La belleza que aborda la tecnología es reduccionista? ¿Consumimos una idea concreta de belleza?

Luisa: Pero por supuesto que sí. Lo estamos viendo en Onlyfans. Es una plataforma que permite a los creadores de contenido conectar directamente con su público. La mayor parte del contenido que se comparte es pornográfico. Hay una cuenta que se ha hecho famosa por utilizar IA para generar mujeres, y deep fakes. Todas estas cuentas tienen un mismo patrón de mujer, destinada para un mismo patrón de consumo. Se estandariza no sólo la belleza, sino también el placer.

Hay que volver a conectar la belleza con la idea de disfrutar haciendo algo. Aunque la IA pueda crear arte y llegue un día en que ninguna persona tenga un trabajo creativo, podremos seguir siendo creativos en nuestra esfera privada. Que la IA pueda hacer algo no quiere decir que vayamos a dejar de querer hacerlo, de ahí nuestra necesidad de transmutar.

Luis: Es un ejemplo de garbage in, garbage out. De momento, lo que el sistema crea por sí mismo está muy condicionado. Hay ciertas construcciones que son bellas porque son estándar. De ahí que haya cierta belleza impostada. Cuando sales del patrón, hay que tener cuidado porque se genera rechazo. Pasó con Manuel Borja-Villel cuando llegó al Reina Sofía, su gestión ha estado permanentemente rodeada de polémica.

Lo que deberíamos pensar es si estamos construyendo un ideal de belleza o de estética sobre la explotación del Tercer Mundo. Facebook tiene regimientos de personas filtrando contenidos para que no nos lleguen, para que no nos “suban” hasta nuestros móviles, porque nos explotaría la cabeza.

¿Todos podemos crear?

Crear es pasar del no-ser al ser, de la nada al ser. Hay por tanto una intencionalidad. Creamos a partir de patrones, que elegimos y combinamos en cualquier faceta de nuestra vida, y lo hacemos de manera diferente según el «ánimo» o el «estado» en el que estamos. Otra cosa diferente es producir.

– LTSF

La etimología de las palabras es peligrosa porque la forma en la que surgen y para qué se usan puede haber cambiado. ¿Qué es crear? Crear es pasar del no-ser al ser, de la nada al ser. Hay por tanto una intencionalidad, sin intencionalidad no se puede crear. Es verdad que a veces los seres humanos despreciamos la capacidad creativa de otros seres biológicos, pensamos que sólo es adaptabilidad.

La etimología es relevante porque nos permite saber si hemos dejado de usar una palabra de la forma en que originalmente se concibió, y en ese cambio también hay algo valioso. Durante mucho tiempo se ha dicho que sólo podían crear los dioses y las mujeres.

Hay una versión de la Biblia protestante traducida del portgués que dice que en el principio, “Dios crió los cielos y la tierra”. Podemos pensar que es una mala traducción. Pero en arameo, la palabra es בָּרָא  /barat/, que también significa “emanar”. En muchas tradiciones religiosas, se dice que los dioses “emanan” al hombre, que es otra forma en la que los artistas hablan de sus creaciones.

Otra cosa diferente es “producir”. Que es crear a partir de un modelo. Cambiar cosas que ya existen para hacer que sean otras.

¿Puede crear la IA si no tiene intencionalidad? Desde luego lo que puede hacer es producir, porque es un instrumento.

Respecto al tema de los patrones y los repertorios creativos, es normal que nos venga a la cabeza la frase de “Caminar a hombros de gigantes”, que tantas atribuciones tiene. Todo lo creamos a partir de cómo interpretamos lo que ha hecho otro. En los años 80, la gente compraba libros de fotos como bancos de imágenes sobre las que trabajar.

En el mundo creativo se habla de la creatividad como una solución, cuando más bien parece un proceso de toma de decisión, esto lo quiero, esto no, esto lo cojo, esto lo rechazo. La creatividad aparece cuando nos enfrentamos a un problema y tenemos que ver cómo resolverlo.

Se superponen muchos niveles de creatividad, hay una íntima e individual, y otra empresarial o colectiva.

La íntima es el área de expresión del ser en sí. Nos relacionamos con la realidad y tenemos experiencias, y esas experiencias pueden ser positivas o negativas. Las mejores canciones por ejemplo son de desamor. Y el desamor es una experiencia individual.

Crear tiene una parte de elegir y combinar, todos lo hacemos de manera diferente, según desde dónde se sitúa cada uno. La capacidad de ver cosas que otros no ven, o combinar patrones de manera diferente es la forma en que tenemos de ejercer la creatividad.

Industrializar la Creatividad

La visión de la creatividad en las empresas puede ser limitada y capitalizada, se convierte en un proceso jerarquizado, sometido a los criterios de productividad, eficiencia y retorno de inversión habituales de cualquier proceso corporativo.

– LTSF

En el mundo empresarial, parece que revivimos el mito de Prometeo. Los empresarios quieren hacerse con la creatividad, y para ello, encierran a los creativos y los condenan a un proceso interminable.

Es interesante hablar del mito de Prometeo, porque tenía un hermano, Epimeteo, esa especie de hermano golfo que representa la imprudencia, la impulsividad y la falta de reflexión. Los dos hermanos se equilibran, uno no funciona sin el otro.

Usamos el concepto de “creatividad” de muchas maneras. En el mundo de la empresa, se ha convertido la creatividad como una posición, un puesto de trabajo, que además puede ser jerarquizado, porque hay creativos junior, senior, directores creativos, etc. Y como algo capitalizado y procedimentado. Esa no es la creatividad del artista.

Sin embargo, el mundo de la empresa muchas veces esconde la creatividad en la intimidad. El modelo de la producción eficiente convierte a las personas en instrumentos, y su función determina si pueden o no ser creativos. En dinámicas con empleados es habitual que ante preguntas como “¿eres creativo?” o “¿en qué lo notas?” el primero en hablar siempre de un mensaje corporativo del estilo “soy muy creativo en encontrar soluciones de alto valor para mis clientes”. Porque es el mensaje que cree que tiene que dar. También hay alguien que dice ser muy creativo en la cama (aunque lo de la cama ya es poco creativo). Este tipo de situaciones se rompen cuando alguien comparte algo de su vida personal-íntima. Por ejemplo, tocar un instrumento musical. A partir de ahí, las personas se quitan su máscara de empleados.

En los grandes grupos multinacionales de marketing, los mejores creativos suelen ser artistas. Las duplas creativas de arte y copy que mejor funcionan suelen estar formadas por artistas, personas que tenían su vida profesional y en su vida personal pintaban, actuaban, escribían… Una dupla creativa está formado por alguien que trabaja la representación y alguien que trabaja el mensaje. Entre ellos “pelotean” y se “contraponen” en el proceso creativo. La parte potente siempre es el mensaje porque es lo que conecta.

La palabra también “emana” de quién la dice. Está claro que la gente que sabe escribir bien tiene ventaja, porque sabe conectar. En cambio, el lenguaje de las empresas está ultraprocesado. Revisado y revisado para que no ofenda, para que sea correcto, para que transmita una imagen. Es un poco irreal.

La forma en la que suele medirse el éxito en el mundo empresarial tiene que ver con reducir y con optimizar, cuando al final llegamos a la paradoja de que algo es elevante sólo porque es nuevo. Lo nuevo como valioso solo porque ser nuevo.

De todas maneras, parece que al final queda una visión un poco negativa del ciclo de la creatividad en las empresas. Es normal, tienen que usar unos medios y unos recursos económicos que optimizar y eficientar. Las empresas crean con intención y con propósito, aunque se mida en términos de mercado. ¿Cómo se mide el propósito de los artistas?

Arte y Belleza

Un proceso creativo tiene una parte de ritual, que permite al artista transmutar los materiales. El tiempo que se dedica impregna la obra consagrada, y eso está al alcance de quién lo recibe. Las cosas creadas a mano conservan el halo de quién las creó. El arte es una forma de hacer, y no una cosa que se hace.

– LTSF

Con qué intención trabaja un artista es lo de menos, por eso es arte.

Lo bello es un “concepto”. Ahora tenemos un modelo de belleza que es distinto del que teníamos en el pasado. La estética es una disciplina que reflexiona sobre la belleza.

¿Cómo surge la belleza? Los conceptos son culturales, y responden al contexto en el que se producen. El arte antes del Renacimiento era teológico. No se pensaba representar nada que no fueran retratos o escenas religiosas. Luego a partir del Renacimiento se representan otras cosas. Estas revoluciones culturales redefinen los conceptos de arte y belleza. ¿Cómo va a hacer una revolución la IA? Si precisamente se han entrenado para ser homogéneas y normativas. Tienes que indicar tú en tus promts si quieres que los resultados sean diversos.  Como en este anuncio en el que alguien usó Midjourney para generar modelos de joyería que expusieran sus piezas.

La materia, lo plástico, te da barreras y te da posibilidades que nunca te darán un teclado o una pantalla. Por ejemplo, el pan de oro, un material que ya se usaba en el antiguo Egipto. Puedes pasarte meses trabajando en la misma pieza. El material tiene un ritual creativo que no te puede dar la IA. El material ofrece al artista la capacidad de transmutar, y conseguir la trascendencia. Un texto bordado o escrito a mano siempre va a ser imperfecto, diferente de un texto impreso por mucho que se haya diseñado. Tendrá imperfecciones, tendrá asimetrías. En esos detalles, en lo asimétrico y lo imperfecto, es donde hay un mensaje. Y en ese proceso creativo hay una consagración, un tiempo que se ha invertido, hay parte de ti que se traspasa a la creación a través de tus manos y tu dedicación.

De “Crear” a “criar”. Tiene ese sentido de acompañamiento en el tiempo, de dedicación.

El hecho de tomar notas a mano es otro ejemplo. Un bloc de notas. Escribes con las manos y según escribes piensas, y según piensas escribes. Hay un ritual. También hay algo valioso en las notas escritas en una libreta. Puedes revisar las cosas que has creado, lo que has escrito, reformularlas y luego reinterpretarlas, y puede que les des un sentido diferente al que inicialmente tenía.

Las cosas creadas a mano tienen halo porque han sido emanadas y conservan algo de quién las creó. Le da el valor de lo original y lo artesano.

El libro “El arte es una forma de hacer (y no una cosa que se hace)”, de Luis Camnitzer y María Acaso, lanza el statement del arte como forma de habitar, como forma de hacer contraria, improductiva, divergente…

Coraje para Crear

Crear requiere coraje, para salir del repertorio, enfrentarte a lo desconocido y superar el miedo a que nos juzguen. En el mundo empresarial, crear puede significar desafiar las normas y poner en riesgo tu carrera. En una sociedad obsesionada con la productividad, hay coraje en invertir tiempo y esfuerzo en algo que puede que no termine, que no tenga un propósito evidente o que no sirva para nada.

– LTSF

En estética hablamos de lo repertorial. Cada uno somos el repertorio en el que nos manejamos. Existe una creatividad en salir de tu repertorio, y al hacerlo te pones en riesgo.

A lo largo de la historia se han recogido muchos ejemplos de situaciones o escenas que no debían representarse. Dependen de cada época. Se ha llegado a considerar impropio representar las relaciones de un señor con sus criados, por ejemplo. Ahí está también la visión estética de Hegel.

Cuando hablamos de las “condiciones” para que ocurra la creatividad, hemos comentado la idea de la intencionalidad, y ahí aparece una barrera entre lo que nos imaginamos hacer y lo que nos atrevemos a hacer.

¿Cómo superar la barrera del miedo? A las IAG les meten muchos filtros para que podamos aceptar los resultados que generan. Para un humano, crear es un acto de coraje.

Es indudable que crear te expone a que otros valoren o entiendan lo que has creado.

Hay un coraje al salir de tu repertorio, porque te enfrentas a algo nuevo.

En el mundo de la empresa, ese coraje tiene que ver con el miedo a las consecuencias en tu puesto de trabajo, en tu carrera profesional. Por ejemplo, según el contexto, puede haber un riesgo en usar la imagen de Jano Bifronte en una presentación para clientes. Puede ser visto como transgresor, ¿qué pinta una imagen de un dios romano en una presentación corporativa? Pero esa imagen abre una narrativa sobre mirar hacia atrás para avanzar y todo el simbolismo que lo rodea, y a través del coraje y la creatividad llegas a las personas. Teniendo claro un propósito, puedes sentirte protegido aunque corras un riesgo creativo.

El coraje del artista es la clase de valentía relacionada con correr el riesgo de hacer algo que no sirva para nada. En la sociedad en la que vivimos, donde todo se mide con la productividad y la eficiencia, el coraje viene de invertir tiempo y esfuerzo en algo que puede que tal vez no termines, y que si lo terminas, puede que no “sirva para nada”. Es algo que te saca del ciclo de producir-consumir. Como en el poema de Goytisolo, “No sirves para nada”.

«Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío
no sirves para nada (…)»

El miedo a la IA que crea

La tecnología siempre tiene impacto en la sociedad, y por tanto en el empleo. El miedo a que algo externo o interno te quite tu trabajo es universal, y no depende sólo de la tecnología. En esta oleada en la que la IA impacta en la cultura, tenemos que plantear una relación con la tecnología a través de la educación en valores y pensamiento crítico.

– LTSF

Que la IA ha puesto en peligro la creatividad es un concepto que siempre ha existido. En la Universidad Complutense hicieron el primer Photoshop en los años 70 en un proyecto pionero entre el Centro de Cálculo e IBM en torno a la creación de arte plástico. Siempre hay un trasfondo de que la tecnología va a permitir que la gente deje de hacer “empleos de mierda” donde no aportan nada, lo que pasa es que no les llevamos a nuevos empleos. Eso ya es problema de otro. La tecnología simplemente los quita y te dice “que te jodan”.

El miedo a perder el trabajo es universal. Lo hemos visto en España. Hace 30 años, los sofás se arreglaban, venía el tapicero y se mantenía su vida útil. Ese trabajo no lo ha destruído la tecnología, lo ha destruído la cultura IKEA de pensar que si un sofá está mal, lo tiro y lo cambio por otro. No es la tecnología, es el concepto de producir, comprar y tirar, y vuelta a empezar.

Alrededor de la IA hay un fenómeno que recuerda a las heurísticas negativas y positivas de los programas de investigación de Lakatos. Siempre hay cosas negativas que parecen inamovibles “desde dentro”, pero que pueden convertirse en oportunidades positivas haciendo cambios, proponiendo, creando.

Hay un hueco, una posibilidad, de cambiar nuestra relación con la tecnología a través de la formación y la educación. Por ejemplo, parece una contradicción estar en una biblioteca rodeados de libros, hablando de que ya no hace falta leer libros.

A veces nos generan rechazo los consultores de las Big Four, y los gurús de la innovación con sus mensajes naïf de que todo está bien, que todo es guay, que hay que adaptarse, que hay que ser resiliente, etc. Hay que volver a dar importancia a las palabras, a la educación, y a buscar que las personas sean cultas.

Hoy en día hay directores de colegios e institutos que no saben qué hacer con sus bibliotecas. Porque hay gurús de la innovación diciendo a los niños que todos esos libros no sirven para nada, que sólo eran materiales muertos que nadie iba a consultar. Todo el tiempo que se requería para leerlo estaba al alcance de cualquiera en segundos gracias a la IA. Claro, lo que pasa es que todos esos libros, esos relatos, los han escrito personas. Y los tienen que leer personas. La clave no es el tiempo que se tarde en leerlos, es ser capaz de elegirlos y entenderlos.

Parece un poco lo que pasaba con los discos de vinilo, cuando las mejores canciones estaban en la cara B, esa a la que había que “dar la vuelta”. Ese “dar la vuelta” hoy en día parece que está relacionado con incluir en la sociedad la compasión y la empatía. A volver a meter cariño en lo que se hace, en la vuelta al craft artesano frente a la eficiencia.

¿Cómo vamos a conseguir meter empatía en la máquina? Hace poco hemos leído sobre esa simulación de un arma guiada que para cumplir su objetivo, neutralizó a los operadores que interferían en la misma. Aunque luego esa noticia se rectificó fue relevante porque nos resultaba verosímil.

Crear junto a la IA

La tecnología puede complementarnos y ampliar nuestras capacidades creativas. La colaboración humano-máquina nos permite explorar nuevas posibilidades creativas y superar el miedo a la página en blanco. Eso sí, dodebemos ser conscientes de los sesgos y filtros de la IA, para que no los hagamos nuestros.

– LTSF

Hemos hablado mucho de máquinas y de algoritmos. Nos acabamos obsesionando con la tecnología y sus amenazas, cuando tal vez lo que deberíamos hacer es entender la tecnología como algo que nos complementa y aumenta nuestras capacidades. Hay que hacer un cambio de chip. Parece que estamos todo el día recreándonos en los problemas, en lugar de hacerlo en las oportunidades. ¿Cómo puede la tecnología ayudarnos a hacer cosas más bellas?

¿Y si la tecnología es algo que nos aumenta? Que nos da más habilidades. Que nos puede ayudar o que nos permite entendernos. Que nos haga aprender. ¿Nos sustituyen o nos amplían? Es cuestión del punto de vista.

¿Podría ser la IA más creativa si provocamos el error? No las “alucinaciones”, sino el error, ¿cómo incentivamos que se equivoque?

Deberíamos usar la IA precisamente para que nos sea más fácil hacer intervenciones culturales. La imagen viral del Papa Francisco con un plumífero de Balenciaga tiene una intención, una persona con un propósito ha usado Midjourney para generar esa imagen y generar un debate. Eso Midjourney por sí mismo no puede hacerlo. Se representa al Papa como una celebrity vistiendo un abrigo de lujo porque hay una voluntad detrás.

Ahora estamos en un momento marcado por la colaboración humano-máquina además de la habitual colaboración humano-humano. Con la IA es una colaboración de tipo mecánico a partir de la intención del agente. Pero esto no es nuevo. Hace 8 años una persona podía usar la IA para generar miles de posibles movimientos y variaciones para una coreografía. No hacía la coreografía, pero daba opciones a la coreográfa, que con ellas podía explorar nuevos movimientos. Ese es un buen ejemplo de colaboración, que retoma la idea de la capacidad de la IA de producir, para que luego una persona pueda crear.

Hay que buscar el equilibrio entre la abundancia y la carencia de opciones.

Una reflexión que resulta interesante es que el lugar donde somos más sinceros es delante de un navegador. Más todavía en pestañas privadas. Lo mismo ocurrirá delante de ChatGPT o equivalente. Nos mostramos como somos a partir de las intenciones que les digamos.

En ese sentido, la IA es una suerte porque acaba con el síndrome del lienzo en blanco. La IA te ayuda a crear, y con la respuesta que te devuelve, te “promtea” a ti para que hagas el siguiente comando. Es una forma de estimularte que hace que dejes de tener el pánico de no saber cómo empezar. Por tanto hay una relación generativa bidireccional. Es como un fenómeno de inspiración artificial.

Habría que entender cuál es el origen de esas respuestas, de dónde salen y por qué. Sobre la idea de la IA como algo que nos ayuda a afrontar el lienzo en blanco, es verdad que puede ser útil que nos ofrezca ideas o puntos de partida, pero ¿cómo podemos ser conscientes de sus sesgos, tendencias y filtros?

Se dice siempre que una imagen vale más que mil palabras, pero tal vez eso no sea cierto. La batalla del interfaz parece que no la ha ganado la imagen ni la voz, sino que la ha ganado el texto. Aunque en realidad son lo mismo… si aprendes a escribir sabes leer y viceversa. Pero quién lo iba a decir… con tanto interfaz loco que se ha vivido, cuando lo anti intuitivo daba valor a quién lo sabía hacer, frente a la homogeneización UX que vivimos ahora, que de espontaneidad nada.

 

Muchas gracias a Jordi Claramonte, Luisa Ordoñez, Luis Villa, David Criado, José Ramón, Silvia, José Luis, Olga, Amalia, Raquel, Pedro, Virginia, Alberto, José Manuel, Juan Andrés, Antonio, Consuelo, Octavio y Pedro por venir a compartir.

En Madrid, a 15 de junio de 2023.

La imagen de la «Fragmentary Colossal Head of A Youth» es de José Antonio Gallego en Unspash. Ha sido complementada con Dall-e.

Sesión VI. Transhumanismo

¿Alguna vez te has preguntado…

… hasta qué punto es real que podamos alterar las capacidades del ser humano a través de la tecnología? Entonces, ¿cuál es el papel de la tecnología y quién tiene que tomar las decisiones?

Si los avances de la tecnología son intencionales y por tanto están dirigidos ¿significa el transhumanismo que seremos la primera especie que va a evolucionar por diseño?

¿Cómo van a coexistir las diferentes especies de humanos y transhumanos en el mismo lugar y al mismo tiempo? ¿Estaremos creando una nueva forma de desigualdad? ¿De discriminación? ¿De esclavitud?

¿Y qué pasa con la Tierra? ¿Qué recursos tenemos que explotar para construir el siguiente estado evolutivo del ser humano, y qué recursos vamos a tener que consumir para mantenerlo? ¿Es la colonización del espacio la respuesta?

¿En qué momento vamos a alcanzar la inmortalidad? ¿Debemos alcanzarla? Hace más de 4.000 años se escribió el viaje de Gilgamesh en busca de la inmortalidad. Hoy, científicos como Ray Kurzweil predicen que el ser humano logrará la inmortalidad en el año 2030..

Huxley acuñó el concepto de «transhumanismo» para reflejar la idea de que la humanidad debía usar la ciencia y la tecnología para mejorar las capacidades y superar nuestras limitaciones biológicas.

More va más allá de la visión del transhumanismo como continuación natural del proceso de evolución, considera que el ser humano tiene la capacidad y la responsabilidad de mejorar su propia naturaleza biológica y mental.

Otros como Bostrom son partidarios de la idea del «mejoramiento moral», que propone que la tecnología puede ser utilizada para mejorar las capacidades morales y éticas de los seres humanos.

Y por último, Clark considera que desde hace décadas el ser humano han utilizado la tecnología para reemplazar o potenciar sus habilidades físicas, y que el reto del transhumanismo es la extensión de nuestras capacidades cognitivas del ser humano

Introducción al Transhumanismo, por Isabel Fernández Peñuelas

Nos explica Isabel que el Transhumanismo es una corriente filosófica y cultural que propone la trascendencia de las limitaciones biológicas y mentales del ser humano, gracias a la utilización de la tecnología. A partir de la convergencia de disciplinas como genética y edición genética, nanotecnología, inteligencia artificial o neurociencia, el Transhumanismo promueve un proceso evolutivo intencional, en el que los miembros de la especie son capaces de diseñar y ampliar sus capacidades cognitivas, físicas y emocionales, así como la prolongación de la vida. Dado que es el primer caso en la historia natural en la que una especie plantea la oportunidad/derecho/posibilidad de evolucionar intencionalmente y por diseño, plantea interrogantes éticos, sociales, culturales y políticos de todo tipo.

Para entender los fundamentos e implicaciones del Transhumanismo debemos mirar a los actuales filósofos de la mente, un campo de estudio relevante en la segunda mitad del siglo XX gracias al trabajo de Ryle, Putnam, Nagel, y otros. Buscaban entender la consciencia, la relación entre el cuerpo y la mente, cómo funciona el pensamiento o la lectura de estados mentales de otros. Los primeros autores que empezaron a plantear las primeras semillas del Transhumanismo fueron Haldane, Bernal y Huxley.

Hay algunas ideas al respecto que son relevantes, que podemos ordenar de más a menos en cuanto a impacto:

  • La edición genética o la hibridación para mejorar las capacidades del ser humano.
  • La singularidad, un concepto que ya introdujo Vernon Vinge en 1993 y que Ray Kurzweil recogió en 2005. El término ha tenido diferentes desarrollos, desde el punto en el que el nivel de progreso tecnológico hará imposible predecir sus consecuencias, al que actualmente se suele utilizar hoy día como el momento de creación de una inteligencia superior a la humana, de origen no biológico.
  • La vida eterna también es parte de la utopía Transhumanista, con diferentes aproximaciones como la conservación de la consciencia, o el no envejecimiento.

Todo esto da lugar a un movimiento filosófico que estudia la ética de las consecuencias del Transhumanismo. Porque efectivamente, hay retos éticos como hemos identificado en la convocatoria de la tertulia, por ejemplo lo que tiene que ver con los límites en el diseño de seres humanos (y el riesgo de la eugenesia, algo que existía hasta 1976 en Suecia, un país considerado referente de estado de bienestar y educación, por ejemplo), la desigualdad entre diferentes especies y el eventual surgimiento de nuevas formas de xenofobia entre especies y subespecies, etc.

Y por supuesto, da lugar a mucha ciencia-ficción, con autores que exploran las posibilidades, escenarios y consecuencias.

En la actualidad hay varias líneas de pensadores Transhumanistas. Además de Kurzweil, que fecha en 2045 el “momento singular” o que para 2035, la investigación nos hará superar todo lo relacionado con el envejecimiento y la enfermedad.

Otro imprescindible es Nick Bolstrom, recuerda Isabel, que tiene una visión positiva sobre el Transhumanismo y sus valores, y que junto a otros filósofos de Oxford como William MacAskill y Toby Ord, fundaron el movimiento Largoplacista, que aboga por una ética responsable con el futuro, a partir de la identificación de posibles crisis existenciales y los eventos peligrosos para nuestra supervivencia, y la creación de estrategias de mitigación.

Hay estudios que vinculan el Transhumanismo con el concepto de superhombre de Nietzsche y con los filósofos postmodernismo y su revolución cultural (Deleuze, Foucault…). Pero hay que entender que el superhombre de Nietzsche ha trascendido las limitaciones impuestas por los valores de la sociedad o la religión, y puede trascender de manera individual; mientras que el Transhumano ha evolucionado más allá de las limitaciones mentales y biológicas de la especie. No es exactamente lo mismo, el posthumanismo es una revolución cultural y el transhumanismo, tecnológica.

Como ejemplo de dónde nos puede llevar la ciborización, también Isabel recuerda al arqueólogo Eudald Carbonell que propone que en un futuro podrán convivir y habrá hasta 4 especies diferentes de humanos:

  • el Homo Sapiens Restriuctus tal cual lo conocemos ahora
  • el Homo Protesis.  Un homo sapiens modificado con prótesis y piezas. Hoy en día ya existen.
  • el Homo sapiens Edit. Editado genéticamente, gracias a la tecnología CRISPR. También ha ocurrido ya, es conocido el caso de cómo He Jiankui manipuló genéticamente embriones humanos para hacerles inmunes al VIH, algo por lo que fue condenado a 3 años de prisión.
  • y Humanoides, robots de base biológica.

La convivencia de estas especies nos hace pensar en que el homo sapiens es una especie relativamente joven, los científicos consideran que apareció hace 300.000 años, y convivió con otras especies como el homo neardenthalensis o el homo floresiensis.

Y esta convivencia también nos hace pensar en diferentes problemas éticos, relacionados como ya hemos dicho con la eugenesia (algo que sabemos que ha ocurrido), con la creación de una nueva sociedad de castas, incluso con la concepción de si la edición o la hibridación genéticas (introducción de genes de otras especies) son un “derecho privado”, un “bien público”, una “obligación” de la ciencia, etc. Como hemos comentado, la ciencia-ficción ha explorado estas ideas, por ejemplo, los libros ambientados en Bas-Lag de China Miéville, o “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley, hermano de Julian Huxley, filósofo transhumanista.

Puedes profundizar más sobre la visión del Transhumanismo de Isabel Fernández a través de sus libros de relatos "Mentes Colmena" y "Ángel 122". También con su artículo "De Descartes a Mary Shelley", donde aborda la visión de la Mente Colmena, o con sus reflexiones en FILOSOFIA&CO

Nueva Especie

Antropológicamente, no es descabellado pensar la posibilidad de que en un momento coexistan sobre la Tierra varias especies de Humanos. Algunas de ellas podrían haber sido creadas por diseño intencional. ¿Cuáles serán las consecuencias?

– LTSF

¿Ccómo será el mundo transhumanista?

Isabel lo compara con la “Cantina de Star Wars”. Con humanos y nuevos humanos, personas alteradas y aumentadas, y también personas hibridadas, las Quimeras.

El libro Life 3.0 de Max Tegmark, explora muchos de estos conceptos desde una perspectiva optimista. Lo cierto es que la tecnología está ahí, la vemos, hay casos. Estamos hablando de ideas que parecen lejanas, pero es que Barbara Streisand clonó a su perra en dos ocasiones, ¡en el año 2018!

Osea que parece probable que veamos Quimeras, ¡veremos centauros! Y también podremos ver algo que también hemos introducido, clases humanas inferiores. Todo explorado por la ciencia ficción como decíamos antes, como por ejemplo en la “Máquina del Tiempo” de HG Wells se presenta la idea de los Morlocks, seres inferiores que han evolucionado de las clases trabajadoras y viven bajo tierra, de vez en cuando atacan a los Eloi, de vida graciosa y despreocupada.

Los límites de la Mente

Conocer la mente humana, dónde está nuestra identidad, nuestra consciencia, es uno de los retos tradicionales de la filosofía, y también de la ciencia. Hoy en día hay investigaciones en marcha que quieren conseguir extraer, almacenar y recuperar nuestra consciencia.

– LTSF

El transhumanismo parece ser una creencia, las personas hablan sobre lo que creen, “yo creo…”, por eso parece un término polisémico. Sí parece haber una coincidencia en que el límite de lo humano es lo que determina la biología, y eso se quiere superar. Y el segundo concepto es que esa forma de superación biológica es a través de la tecnología. Sin embargo, tendríamos que pensar qué es exactamente lo humano que se quiere superar, y realmente lo humano es el pensamiento en conceptos ideales y universales, y ser capaz de comunicarlos. ¿Puede existir el pensamiento fuera del cuerpo humano?

Descartes planteó la dualidad mente-cuerpo, y la relación entre estados mentales y el cuerpo físico sigue siendo estudiada por los filósofos de la Teoría de la Mente. La IA llega a plantear que pueda existir una consciencia sin un sustrato biológico. Pero a esto, ya Roger Penrose publicó en 1989 “La Nueva Mente del Emperador” en el que teoriza sobre la naturaleza cuántica del cerebro y la incapacidad de trasladar nuestra memoria a un computador o sustrato físico, y este no es ni mucho menos el único contra-argumento

Tendríamos que diferenciar lo que es filosofía de lo que es publicidad. En el caso del Transhumanismo parece que se confunde más la segunda, con la cantidad de metáforas y titulares que genera. Parece que las implicaciones éticas son algo posterior. El problema de la Mente-Cuerpo es un problema filosófico, no tecnológico, y aunque el dualismo cartesiano ya está superado, todavía no se sabe cómo de un sistema nervioso basado en conexiones neuronales surge la consciencia.

¿Es posible hacer un backup de la memoria y la consciencia? ¿Es posible coger tejido humano y trasplantarlo a un soporte no orgánico? Desde luego no sabemos si es posible todavía, pero no es impensable.

En la actualidad hay dos grandes proyectos para el estudio del cerebro, el proyecto BRAIN de EEUU y el Human Brain Project de la Unión Europea. Ambos están intentando hacer un mapa completo del cerebro. La duda es si una vez que esté el mapa del cerebro, el cerebro puede pensarse a sí mismo y “regenerarse”.

Mente y Consciencia

El nivel actual de conocimiento del cerebro humano no nos dice todavía cómo o dónde surge la consciencia o el sentido. Pero sí dónde se almacenan los conceptos, cómo se acceden y cómo se representan. La investigación con escáner cerebral ya permite una forma débil de lectura mental y telepatía.

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Cuando hablamos de volcar nuestra memoria, ¿a qué nos referimos? ¿Y en qué formato? ¿La consciencia es un dato bruto? Igual que la luz es una longitud de onda o el sonido una vibración. Esos sonidos que hay en nuestra memoria, ¿sabemos cómo se almacenan en el cerebro? Porque puede que sepamos cómo se almacenan o al menos dónde, pero parece que la consciencia es algo que por encima de ese dato bruto, lo procesa y le da un sentido.

Sí sabemos algo de cómo se almacena la información. Ahi está el vídeo de la “Neurona de Jennifer Aniston” con el experimento de Quirán Quiroga. El paciente veía imágenes de personas famosas, y el registro neuronal mostraba qué neuronas se activaban. Encontró una que respondía a todas las fotos de Jennifer Aniston, sólo a esa, a ninguna otra cosa. En todos los casos, había una neurona que respondía a la persona, no a la foto. En el caso de Oprah, se usaba el nombre escrito, la foto y una vocalización del nombre, y la neurona se activaba. Porque responde a “conceptos” no a imágenes.

Seguimos sin saber cómo se origina el pensamiento. Hay teorías de Chalmers o Putnam que dicen que esa información se procesa como patrones, por así decirlo, y que tiras de una malla y encuentras un racimo de significados. Lo que todavía no se ha explicado es cómo se activa ese acceso.

Sabemos que una neurona tiene un concepto, un dato con significado, pero ¿y las sensaciones? El dato no tiene sentido sin algo que se lo de. ¿Qué es lo que puede dar el significado a un backup de conexiones neuronales? Es lo que comentábamos, ¿el cerebro puede armarse a sí mismo de nuevo a posteriori?

Hay una forma de manifestación humana que nos hace enfrentarnos a la naturaleza buscando nuestro propio beneficio. Somos individuos sociales, y lo que nos hizo humanos no fue la naturaleza sino la sociedad y sus relaciones. De esa sociedad surgen conceptos que no existen, que son intangibles, como el “valor” de un bien. El valor es un concepto que nace dentro de un contexto social.

Las sensaciones que un fenómeno nos genera responden a una activación cultural de un sentido. Todo lo que somos es lo que hemos aprendido, ¿dónde se guarda ese aprendizaje? Nuestro yo se ha construido a lo largo del tiempo, es un proceso. ¿Se podrá volver a generar a partir del resultado?

La esencia de la filosofía es hacerse preguntas y buscar respuestas, no establecer certezas. Dejemos esto claro, pero en la línea de dónde se guarda ese aprendizaje y cómo surge la conciencia, Chalmers tiene una TED Talk en la que habla de diferentes teorías que hay hoy en día sobre cómo ocurre este fenómeno. Para él hay algo más que neuronas y conexiones neuronales, hay un concepto fundacional irreducible del universo que es la consciencia como puede ser el tiempo, el espacio o la masa, y que se ejemplifica con la idea de los qualia, fenómenos en los que la experiencia individual subjetiva no se puede explicar.

Los experimentos que se están haciendo hoy día permiten una forma de telepatía débil, a través de lecturas de ondas cerebrales viendo qué zonas del cerebro se activan y sacando conclusiones. Estamos muy muy lejos del Transhumanismo fuerte.

Hay empresas que ya están investigando y trabajando en eso. Concretamente se puede invertir en startups que están trabajando en la criopreservación. La idea de Eudald Carbonell sobre las cuatro especies es algo pre-singularidad. Hay personas que ven un horizonte en el que será posible la conexión mental, y eso dará lugar a la idea de la “mente colmena”, en el que habrá individuos conectados entre sí y a consciencias conectadas en sustratos híbridos.

La Mente Colmena

La visión utópica de una Mente Colmena surge con la Noosfera de Vladímir Vernadski, como la forma en que la cognición humana transforma la biosfera. Teilhard de Chardin es el que le da a la idea el contexto de unión universal de las consciencias y actividades mentales humanas.

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Realmente, hay una visión pragmática al respecto. Ahora no hay una solución para ese problema, pero podemos apostar a que con la trayectoria de investigación y ciencia que tenemos, en algún momento se resolverá. También podemos pensar que no. Pero podemos pensar que sí. Que será algo que se resuelva en el futuro. El cuerpo humano se regenera varias veces a lo largo de la vida, pero no perdemos nuestra identidad, así que ¿por qué no vamos a poder regenerarnos completamente en un futuro? Podemos pensar que no ocurrirá, o pensar que sí, apostar por que sí, ¿Y si perdemos? Bueno, estaremos igualmente muertos. ¿Y si ganamos?

La idea de una mente colmena es una de las grandes utopías Transhumanistas. Una vez que podamos conocer nuestro cerebro y saber dónde reside nuestra memoria y nuestra consciencia, podríamos almacenar pensamientos y traspasarlos, llegando a la telepatía “fuerte” (acceso a la mente de otra persona). Va un poco en la línea de lo que decía Zuckerberg cuando planteaba poder leer el pensamiento y subirlo a Facebook.

La idea de esa Mente Colmena ya se anticipó con el concepto de Noosfera, propuesta en los años 30 el jesuita Teilhard de Chardin como la convergencia mental de todos los seres humanos. De hecho, además la llamó Singularidad.

Entre los relatos de “Mentes Colmena”, hay una historia en la que un neurólogo joven salvaguarda la información de las mentes de los mejores científicos con Alzheimer para crear un macro-cerebro con la memoria de la humanidad.

Alcanzar la Vida Eterna

Ser capaces de extraer nuestra consciencia, y poder regenerarla, en la práctica es una forma de alcanzar la aspiración de la Vida Eterna.

– LTSF

Relacionado con el tema de mente y el pensamiento, está el aspecto transhumanista de la “vida eterna” que nos podría proporcionar por ejemplo a partir de preservar nuestra conciencia (Transhumanismo extremo). Hay proyectos que están en marcha y que parecen más cercanos y probables. Por ejemplo, la predicción de la Inteligencia Artificial General llegará en Metaculus, de  media, está en 2032.

Hay un interés por la inmortalidad desde los primeros mitos que tenemos recogidos. A día de hoy hay dos grandes tendencias de investigación: la capacidad de extensión de la vida biológica, o la capacidad de preservación de la mente y la consciencia a través del conectoma, la estructura del cerebro. Dentro de esta corriente a su vez hay dos grandes tendencias, la de aquellos “resurreccionistas” que quieren que devuelvan su consciencia al mismo soporte, y la de aquellos que prefieren que les conecten a otro. Como en las novelas de Altered Carbon.

Una actividad importante de esta línea tiene que ver con la investigación del conectoma. Es un término propuesto por Sporns para referirse al mapa completo de las conexiones entre las neuronas del cerebro.

El problema es cómo podemos mantener la consciencia como “continuidad” temporal de experiencias a partir del conectoma.

Transhumanismo y Religión

En cierto sentido, el Transhumanismo puede verse como una religión, con su promesa de trascendencia, felicidad y vida eterna, en la que el contenido místico ha sido reemplazado por la factibilidad técnica.

– LTSF

Es verdad que hay muchas personas que consideran que el transhumanismo es una nueva creencia, incluso puede considerarse religiosa. Porque se nos ofrece una idea de “transcendencia” y una “esperanza”, se nos dice que podemos “no morir” y tener una “vida eterna”. Desde ese punto de vista sí se puede considerar que hay un poso de secta.

¿Qué pasa con los que se identifican como seres humanos mortales? En cierta medida, viéndolo desde fuera, muchos mensajes suenan a creencia religiosa. Hay un interés en el transhumanismo no tanto como fenómeno práctico o factible, sino como fenómeno cultural, casi religioso. La religión parece que es algo inherente al ser humano, y ahora hemos encontrado una nueva religión, de base tecnológica.

En cierto sentido, el Transhumanismo es una nueva religión, en la que el contenido místico ha sido reemplazado por la factibilidad técnica, o al menos una capacidad que nos resulta plausible y cercana. Creemos que podemos tener un exocerebro, estamos investigando para que lo haya, y eso es algo material, físico. Cuando tengamos (si lo tenemos) un cerebro fuera del ser humano, con todas sus neuronas y sus conexiones, tal vez algo podremos hacer con él, pero dudo que podamos dotarle de conciencia.

Es interesante porque el Transhumanismo está muy presente en universidades de base católica.

Otra de las cosas que podemos hablar al hilo de la visión religiosa del transhumanismo es de su promesa de la felicidad. ¿Puede la hibridación genética hacernos mejores, más felices?

Una de las primeras ideas filosóficas que están presente en las culturas clásicas es que el ser humano busca la felicidad. Adela Cortina decía que hay una felicidad individual, personal, que es huir del dolor, pero hay otra que sólo puede lograrse a través de la sociedad, del bien común y la justicia social. ¿Cómo aborda esta visión de la felicidad la perspectiva Transhumanista?

José Luis Cordeiro, transhumanista venezolano de cierta controversia, popularizó la idea de que veremos “la muerte de la muerte” antes del 2045. La muerte entonces será algo opcional, podremos elegir cuándo morirnos. El reto de la vida eterna es el cansancio infinito, el aburrimiento existencial y la pérdida de la ilusión.

La inmortalidad la entendemos desde nuestra condición de mortales. Para nosotros Einstein es inmortal porque su pensamiento y su obra sigue entre nosotros. Su esencia es infinita, aunque físicamente esté muerto. Podemos acceder a lo que pensaba y descubrió, y por tanto, es algo. ¿Qué cosa es Einstein ahora? Esa también es una visión de la inmortalidad y de la continuidad.

El problema de la Identidad

Una de las definiciones de identidad tienen que ver con la capacidad de reconocerse a uno mismo en el pasado, y de proyectarse hacia el futuro. ¿Seremos capaces de encontrar esa continuidad entre la hibridación, la manipulación genética y la Mente Colmena?

– LTSF

¿Cómo mantendremos la identidad con todos estos cambios? ¿Cuando podamos trasladar nuestra consciencia a otro sustrato, mantendremos la identidad? Locke y Hume definían la identidad como la capacidad de reconocerse a uno mismo en pensamientos, experiencias y vivencias pasadas y proyectarse hacia el futuro.

Las modificaciones y alteraciones físicas no impiden que dejes de ser tú, eres capaz de mantener tu identidad.

Todos estos experimentos que estamos escuchando y sus posibilidades demuestran la intención y voluntad del ser humano, tal vez estemos en un punto en que el ser humano pueda doblegar a la naturaleza, que hasta ahora, se ha impuesto.

Como somos mortales, los conceptos de tiempo y espacio son relevantes para nosotros, tal vez una especie de personas inmortales no necesiten tener esa conciencia de tiempo y espacio.

La posibilidad (real) del Transhumanismo

La investigación científica, pública y privada, y los avances en la tecnología nos invitan a pensar que el Transhumanismo es algo más que una teoría. La factibilidad del concepto genera cuestiones de todo tipo, además de las geopolíticas o las sociales, las éticas nos parecen muy relevantes.

– LTSF

No deberíamos perder de vista todo lo que hay alrededor de esta visión Transhumanista, y que tiene que ver con la manipulación y los escenarios geopolíticos, que también están pasando hoy en día y que tienen que ver con el control de los algoritmos y la intencionalidad de su uso. En Europa tenemos el GDPR y por eso podemos hablar y regular la privacidad. ¿A qué precio? Parece que nos obligan a elegir entre los modelos de China, de Estados Unidos, del Reino Unido, y todo eso tiene que ver con la competitividad y la relevancia geoestratégica.

La física cuántica nos enseñó que la materia no es determinista, por eso deberíamos intentar dejar de hacerla determinista nosotros. Volviendo a Nietzsche, es la idea del superhombre que se libera de los valores que impone la sociedad y la religión. Quitar una religión y sustituirla por otra no tiene sentido. Aunque el Transhumanismo se basa en tecnologías que están investigando, actualmente es pseudociencia, muchas de ellas son hipótesis que se hacen pasar por ciencia demostrada.

Es preocupante esta conversación porque lo vemos como algo cercano. La experimentación con edición genética que hemos comentado, bueno, parece que la bioética la ha frenado. Hay ideas como la mejora de la salud que parecen un bien universal. Otras como la de crear superhombres para ciertas tareas o misiones, ¿es correcto? Porque hay cosas que hoy se frenan y aún así, han ocurrido en China como ya hemos comentado. ¿Hasta cuándo se va a frenar la clonación de seres humanos o la edición genética CRISP?

Los ejemplos que hemos comentado demuestran que la clonación y la edición genética son técnicas ya muy avanzadas.

La esperanza de vida media está por encima de los 70 años. En España incluso por encima de los 80. En 1900 era de 32 años. No hace falta alcanzar la vida eterna para que se abran ante nosotros nuevos retos existenciales y éticos. Sólo con que durante este siglo la esperanza de vida se alargue otros 50 años ya vamos a enfrentarnos a problemas existenciales relevantes relacionados con los recursos de la tierra.

La situación en la que estamos ahora recuerda al contexto de la Escuela de Frankfurt en el periodo de entreguerras. Eran intelectuales críticos con el marxismo y el fascismo, buscaban un desarrollo social alternativo que obviamente no se produjo.

Estamos en una época de incertidumbre, y la incertidumbre siempre da una opción para la mejora intelectual. Aunque también da opción para cultivar adeptos y señalar a los infieles.

Algunos proyectos para conocer

El proyecto Neuralink de Elon Musk ya ha demostrado hace dos años que un implante neuronal podía leer las intenciones de un primate que jugaba al pong. Ha recibido autorización de la FDA para empezar ensayos clínicos con humanos.

Ya se ha presentado un conectoma completo de un insecto y en 2019, investigadores de Yale registraron actividad neuronal en el cerebro de un cerdo muerto, después de haber sido preservado en frío.

El proyecto de Juan Carlos Izpisua Belmonte consiguió mantener vivos durante 20 días embriones de mono hibridados con ADN de humano.

El artista Eduardo Kac presentó Alba, una coneja transgénica de color verde fluorescente en el año 2000.

El proyecto de la Universidad de Texas en Austin: un escáner cerebral registra qué zonas del cerebro del sujeto se activan cuando se escucha un relato. Después, se hace el escáner cerebral del sujeto cuando piensa, y en base a esos patrones, un modelo de IA generativa basado en Transformer trata de regenerar el relato que la persona ha pensado.

El proyecto de la Universidad de Osaka: un escáner cerebral registra qué zonas del cerebro se activan según ciertas imágenes, y después, Stable Diffusion intenta generar las imágenes que ha pensado el paciente a partir de las lecturas cerebrales.

Ya en 2018, la startup Netcome presentaba a inversores un proyecto de preservación de la consciencia que era «fatal», el cerebro del cliente tenía que retirarse «fresco».

La calculadora de precios de Tomorrow.bio te ayuda a saber cuánto costará preservar tu cuerpo o tu cerebro.

En la siguiente sesión hablaremos del Proceso Creativo.

Muchas gracias a Isabel Fernández, Pedro, David, Fernando, Carla, Fernando, Silvia, Spiros, Milagro, Octavio, Covadonga, José Ramón, José Carlos, Blanca, Virginia, Iván, Manuel, Gonzalo, Consuelo y Laura por venir a compartir.

En Madrid, a 18 de mayo de 2023.

La imagen del Robot Forzudo es de Jose Antonio Gallego Vázquez en Flickr

Sesión V. El Lenguaje

¿Alguna vez te has preguntado…

… si la capacidad de crear y usar un lenguaje es lo que nos hace humanos? Entonces, ¿Qué hacemos con las Inteligencias Artificiales Generativas como ChatGPT? ¿Usan o copian el lenguaje? ¿Podrán crearlo?

Si el lenguaje es la herramienta del pensamiento, ¿pueden las nuevas tecnologías aumentar la brecha cognitiva entre personas digitales y personas que se quedan atrás?

¿Y qué pasa con la Verdad? Si el lenguaje es la forma en que elaboramos nuestra comprensión del mundo, ¿qué papel han jugado las nuevas tecnologías y las redes de bots en la creación de la llamada Post-Verdad?

¿Ha cambiado la mensajería instantánea el uso del lenguaje? ¿Y nuestra forma de comunicación? ¿Qué impacto tiene el feedback instantáneo, o la ausencia intencionada del mismo? Y ¿cuándo fue la última vez que escribiste una carta?

¿Cómo va a cambiar el mundo la tecnología de traducción instantánea en tiempo real?

Saussure argumentaba que el lenguaje es un sistema de signos cuyas unidades adquieren significado sólo en virtud de su relación con el propio sistema y con la sociedad en la que se manifiesta a través del habla.

Cassirer caracteriza al ser humano como el único animal simbólico. El símbolo es capaz de representar y comunicar significados; gracias al símbolo podemos construir y comprender el mundo que nos rodea. Desde este punto de vista, el lenguaje es una construcción simbólica.

Para Wittgenstein, nuestro uso del lenguaje para representar y entender el mundo está limitado, sólo es capaz de describir hechos empíricos contingentes.

J.L. Austin propone en su teoría de los Actos del Habla que el lenguaje no tiene únicamente una capacidad descriptiva o interpretativa, sino que es una herramienta con la que el ser humano transforma el mundo, porque produce efectos.

Según Chomsky, el lenguaje es una capacidad innata del cerebro humano, todos nacemos con una gramática universal gracias a la que podemos adquirir el lenguaje, que influye en nuestra forma de pensar y estructurar el mundo.

Ahora que ya has podido probar y trastear con ChatGPT es el momento de que nos sentemos a hablar sobre qué es el lenguaje, qué es el pensamiento, qué es la inteligencia y cuál es la manifestación de cuál.

Diálogo de los Maestros

Nota: Sólo por esta vez y sin que sirva de precedente, nos saltaremos las Chatham House Rule y atribuiremos el comentario a José Carlos González (Doctor Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Madrid, Experto en Procesamiento del Lenguaje Natural) y a María Cerezo (Doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra, Catedrática en Lógica y FIlosofía de la Ciencia, y Profesora de Filosofía del Lenguaje en la Universidad Complutense de Madrid) respectivamente.

Pregunta: ¿Cómo abordáis la relación entre tecnología y lenguaje, cada cual desde su área de especialidad?

Jose Carlos: Para mí, como ingeniero, esto siempre ha ido de resolver problemas; en este caso, problemas técnicos desde la perspectiva de la ingeniería del lenguaje. Empecé como investigador en 1985 trabajando en razonamiento aproximado para automatizar procesos de decisión o de optimización donde los humanos responden bien y las máquinas no tanto.. En la ETSI de Telecomunicación de la Universidad Politécnica empezamos a trabajar en Procesamiento de Lenguaje Natural en 1990. En aquella época había diccionarios y recursos lingüísticos para inglés, pero no había disponibles corpus lingüísticos ni otros recursos para español. Así que una de las primeras actividades que hicimos fue empezar a contactar con departamentos y grupos de investigación de lingüística de otras universidades. En 1998 constituimos una empresa para desarrollar la tecnología con perspectiva comercial. Hay que tener en cuenta que ya usábamos redes neuronales en los años 90, y las redes neuronales se crearon como un modelo formal del funcionamiento de las neuronas del cerebro humano. Sin embargo, estamos todavía lejos de que las máquinas razonen o expresen conocimiento.

María: Esa es una de las preguntas tradicionales de la filosofía, ¿qué es lo que caracteriza el pensamiento? ¿Qué es lo que caracteriza el lenguaje? ¿Qué hace que algo sea un lenguaje? En mi caso, siempre pensé que estudiar el pensamiento era más interesante que estudiar el lenguaje. A lo largo de la historia se ha discutido mucho si el pensamiento está limitado o no por el lenguaje. Pensándolo bien, el lenguaje que se usa para comunicarse es una forma de asociar un significado a algo, nos remite a algo, hay por tanto una intencionalidad en la comunicación que depende del pensamiento, y en última instancia del conocimiento. Pero el lenguaje también se usa en el pensamiento. Es por tanto un instrumento. Y es un instrumento que se pone al servicio de la tecnología, que además de usarlo, intenta reproducirlo.

José Carlos: Esa intencionalidad entre los elementos del lenguaje y lo que representan es difícil de conseguir por un sistema. El lenguaje tiene sentido porque existe esa relación entre significante y significado. Relacionamos símbolos con objetos y fenómenos del mundo. ¿Cómo se relaciona el pensamiento con lo que hay en el mundo? A través del lenguaje. Sin embargo, la Inteligencia Artificial Generativa se alimenta de lenguaje, y a partir de él es capaz de encontrar patrones, y relaciones. Es cierto que es capaz de encontrar relaciones entre los conceptos, y generar frases que los unen. Pero en aquello que genera no hay nada que relacione un espacio de representación con el mundo. Existen objetos relacionados pero no una relación simbólica con el mundo. Los sistemas de IA fuertes intentan construir comportamientos asimilables al del cerebro humano, algo que por otra parte no deja de ser un mito que viene de lejos, como por ejemplo, con el Golem de Praga, Frankenstein o HAL, de “2001: A Space Odyssey”. El rabino creó el Golem y le dio capacidad de pensamiento y toma de decisiones, pero su falta de comprensión y control terminó por dañar a la comunidad y tuvo que ser desactivado.

Pregunta: Se está hablando mucho precisamente en esa línea de los daños a la comunidad, parece que hemos olvidado el Metaverso y nos hemos lanzado de lleno al hype de la Inteligencia Artificial Generativa sin saber muy bien en qué consiste y para qué sirve

José Carlos: Es que está de moda. En 1987 teníamos un laboratorio de “Inteligencia Artificial” en la Escuela de Teleco, y tuvimos que cambiarle el nombre porque ese término tenía mala fama por el fracaso del proyecto japonés de la Quinta Generación de ordenadores, basada en PROLOG. Decidimos llamarlo a partir de entonces“Laboratorio de Sistemas Inteligentes” por una cuestión de reputación.

María: Estoy de acuerdo con que es un tema viejo, y que va con las modas. Yo estuve en Stanford a finales de los años 90 en un centro interdisciplinar, y entonces hubo ya una discusión profunda acerca de la IA, valorando su aplicación a juegos, creación artística y humor, donde los resultados en creación musical eran ya muy impresionantes. Quizás uno de los problemas que puede encontrar la IA para reproducir el lenguaje humano derive de la Pragmática. En nuestra comunicación, los seres humanos compartimos un contexto, y en ese contexto y con nuestro lenguaje, podemos hace cosas muy distintas, por ejemplo, construir “implicaciones conversacionales”. Construcciones que tienen un sentido literal, pero que significan algo diferente. Cuando durante una clase, la profesora le dice a un alumno “ahí está la puerta” no le está refiriendo la información de la ubicación de la puerta, le está invitando a salir de clase. En ese sentido yo soy escéptica, ¿cómo vamos a poder trasladar ese tipo de contexto y cómo va a poder entender o construir un sistema de software esas implicaturas conversacionales cuando no es posible pensar de antemano en cualquier situación posible que se pueda dar en un contexto humano?

Comentario: Hay que atender a la diferencia entre qué es lenguaje, y cómo se manifiesta. La función del lenguaje en cierta medida puede ser inhibir el instinto, por eso siempre se dice que la palabra más importante es “NO”. Muchas veces se dice que el lenguaje es el envoltorio del pensamiento, pero ¿qué es el pensamiento? A veces consideramos que nuestro diálogo interior es el pensamiento, pero eso es reflexión.

Pregunta: ¿Podrán las máquinas, en general, como término mitológico, pensar? ¿Tendrán intencionalidad?

José Carlos: Hace poco leí un titular, una declaración de un político que decía algo así como que “La IA tiene que pensar en español”. Lo que hace una máquina no tiene nada que ver con el pensamiento. ChatGPT simplemente asocia palabras en cadena, no entiende de deseos, ni objetivos, ni de planes o de ética. En todo caso, la ética la ponen los filtros que se superponen a sus respuestas. Harari dice que el lenguaje surge hace 70.000 años para la coordinación y el chismorreo. Ambas permiten la colaboración de grandes grupos de individuos, lo que permite el desarrollo.

Podemos alimentar a las máquinas con chistes, expresiones ambiguas, todo eso el sistema lo organiza y estructura, pero no genera conocimiento. Pueden también detectar hasta cierto punto el sarcasmo. Este es un problema difícil, aunque a veces los humanos tampoco somos capaces de reconocerlo.

Pregunta: Las máquinas no saben pensar, pero lo disimulan. ¿Ese es el dilema? De eso trataba el Test de Turing.

María: El paper de Turing trataba sobre si sería posible que un humano no fuera capaz de reconocer que estaba teniendo una conversación con un sistema informático. Por eso planteaba el concepto de “imitation game”. No es que la máquina fuese inteligente, sino que fuese capaz de parecerlo. Que no podamos darnos cuenta de que estamos interactuando con una máquina no significa que esa máquina piense. Le atribuímos a la máquina una propiedad sin que la tenga.

¿Qué es el lenguaje? La definición que yo uso es la de “un conjunto reglado de signos que tiene dos finalidades, una comunicativa y otra expresiva”. Es reglado porque tiene una sintaxis, y es expresivo porque los  signos remiten a otra cosa. El lenguaje de los animales tiene la función comunicativa, pero sin embargo, el de los humanos, además de comunicativo, es el que permite expresar conceptos. Por ejemplo, un libro puede contener todo el saber sobre un tema concreto, biología o medicina. Ahora bien, ¿lo que se expresa con el lenguaje es un contenido, por ejemplo, el pensamiento? Es algo que se ha debatido mucho. Como decíamos antes, hay una tesis que dice que el lenguaje es el vehículo del pensamiento.

Charles Sander Peirce ofrece una distinción entre lenguaje diádico y triádico. El lenguaje animal es diádico, hay acción y reacción. Las hormigas o las abejas se comunican en modo de acción y reacción. El lenguaje humano es triádico, porque incluye la intención.

Hay una componente ética que sí me parece relevante. Uno de los primeros sistemas conversacionales o chatbots fue ELIZA, desarrollado en los años 60 en el MIT. Se contaba que una persona, que pretendía contactar con un conserje, contactó por error con Eliza, que le llegó a hacer creer que estaba hablando con un humano. En este caso no se cumplían las condiciones del text de Turing, pues el interrogador humano debe saber que el interrogado puede ser humano o máquina. Pero este ejemplo pone de manifiesto lo que pienso es el reto ético fundamental, que nunca un humano dude de estar hablando con una máquina. Ante los avances de la IA, debe asegurarse siempre que las personas sepamos si hablamos con otras personas o con máquinas.

José Carlos: Y por desgracia, esa oportunidad parece que ya la hemos perdido. Hace poco se publicaba una entrevista ficticia con Michael Schumacher. También hemos visto el efecto que tienen las bot networks en twitter, que generan trending topics y diálogo sin avisar que son bots. Es barato y fácil, y parece que los que las usan consiguen lo que se proponen. Como siempre, la legislación va por detrás, y habrá que ver si es efectiva.

María: Hemos visto también que hace poco una imagen resultado de Inteligencia Artificial Generativa ha ganado el premio Sony de de fotografía, y su autor sólo ha reconocido a posteriori que la foto es generada por IA, y que su intención era generar polémica. Debería estar claro desde el principio qué imagen es el resultado de generación automática. Desde luego, deberíamos tener claro si estamos consumiendo o comprando ese tipo de contenidos. Me pregunto si eso dará lugar a un nuevo elitismo o una nueva forma de desigualdad. Que separa aquellos que pueden comprar obras producidas por el hombre, más caras, de los que tendrán que conformarse con obras generadas por un sistema.

Pregunta: Entonces, ¿ya hemos llegado tarde?

José Carlos: Con los avances de la ciencia y la tecnología siempre se llega tarde. Nos preocupamos a posteriori. Al final la tecnología que permanece es la que ayuda a desarrollar sociedades, que se ven enfrentadas a la necesidad de organizar el relevo de las personas. Esta es la preocupación habitual por el empleo, los nuevos trabajos frente a los viejos, las habilidades de los que entran y los que se quedan atrás. Pero queda mucho para que nos quedemos sin trabajo.

Pregunta: Osea que parece que el alarmismo de los medios no responde a la realidad.

Comentario: Bien pensado, en el mundo de la fotografía ya se estaba usando Photoshop, incluso en la fotografía editorial y en la prensa de moda. ¿Qué hace que pensemos que las fotos creadas por IA son falsas? El mercado. El mercado del arte decide lo que es arte y qué valor tiene, según cómo circulan las obras, no según quién las hace.

Pregunta: Tradicionalmente se ha pensado que “verdad”, “bondad” y “belleza” eran los atributos de lo humano. ¿Sigue siendo cierto? ¿Qué avances quedan en el campo de la IA?

José Carlos: ¡Queda tanto por investigar! Pero no sólo por investigar, también por explotar comercialmente. Ahora estamos en un boom porque se está invirtiendo comparativamente más que en décadas anteriores, no hay que olvidar que las empresas invierten mientras consideren que tienen un ROI o una expectativa de tenerlo.

Para mí el camino debería ser conseguir que estos sistemas de Inteligencia Artificial Generativa tengan capacidad de complementarse con los sistemas que realmente resuelven problemas o hacen acciones. GPT-4 puede haber superado el exámen BAR que permite ejercer a los abogados, es normal, tiene cargados todos los libros y manuales, “sólo” tiene que buscar en el contexto. Pero no puede razonar un caso, ni tampoco puede citar la jurisprudencia.

Esto es importante. Una de las principales innovaciones del motor de búsqueda Bing basado en la tecnología de OpenAI es que incluye citas a las fuentes. En muchos contextos, citar la fuente es fundamental porque representa la atribución de conocimiento. ¿Por qué sabemos que en Mallorca la alegría de noche y de día nunca tiene fin? Porque me lo dijo Pérez, que estuvo y lo vio.

María: Si las máquinas pueden analizar más datos y de forma más rápida que los seres humanos, ¡ojalá puedan resolver problemas reales importantes! En el campo de la medicina, la economía (la pobreza), la política (las guerras), resolver problemas a través de un mayor análisis de posibilidades ¿Será posible?

José Carlos: Depende de la voluntad de las personas que están haciendo esos sistemas, claro.

María: Reflexiono muy a menudo sobre la idea de que nos hagamos vagos, que nos de pereza pensar, y que eso nos lleve a perder capacidades cognitivas. ¿Cuántas personas admiten que han perdido su capacidad de orientarse en espacios desconocidos porque usan GPS? Y lo mismo nos pasa con la escritura. Parece que nos resulta agotador escribir, porque es un esfuerzo que hemos sustituído por pulsar teclas. Esto me lleva a pensar que puede crearse una nueva forma de desigualdad elitista, la de las personas “adormecidas” que lo hacen todo con la máquina, y la de las personas que piensan por sí mismas. En cierta medida, siempre se cita algo que se destapó hace años, y es que los magnates de las empresas tecnológicas llevaban a sus hijos a escuelas donde el uso de la tecnología era mínimo.

Comentario: Parece que se nos olvida que tenemos la calculadora como algo completamente integrado y que todos usamos a diario.

María: Sí pero las capacidades aritméticas que hemos dejado en la calculadora son mínimas. Cuando hablamos de la tecnología, introducimos por lo general el concepto de la ética, pero no aterrizamos el debate en los juicios axiológicos. El aspecto axiológico de un asunto tiene que ver cómo el ser humano elige según sus valores morales, éticos, estéticos y espirituales. Parece que estamos en el momento en que sólo nos conocemos por los valores estéticos de la cultura del selfie, que han propiciado las cámaras frontales y las redes sociales.

José Carlos: Las capacidades humanas han ido evolucionando desde la aparición de la especie humana, y las personas somos los actores y el reflejo de esa evolución. Puede parecer preocupante una sociedad dedicada a la estética, pero más preocupante habría sido que,para  entendérselas con un león hace 70.000 años, me hubieran enviado a mí. En cada sociedad y cada contexto hacen falta diferentes habilidades.

Datos y Conocimiento

Los actuales sistemas de Procesamiento de Lenguaje Natural son capaces de clasificar datos, resumirlos, y relacionar conceptos. El reto es que a partir de ese conocimiento sean capaces de generar conocimiento nuevo.

– LTSF

Ciertos avances en el campo de la Inteligencia Artificial han sido difundidos y accesibles al gran público por su relación con juegos como el jeopardy, el ajedrez o el go. La idea de algoritmos que vencen a los Grandes Maestros de esos juegos tenía su atractivo y eran «noticiables».

Es verdad que la Inteligencia Artificial es un negocio que responde a inversiones y a intereses empresariales. Alrededor de la Inteligencia Artificial hay todo tipo de intereses. Por ejemplo, a los medios, equipos y asociaciones deportivas no les interesa el desarrollo de modelos matemáticos abiertos, aplicados al fútbol de élite. Muchas veces iniciativas de emprendedores descubren el vacío en un sector y lo intentan llenar, pero hay intereses para evitarlo, y hoy en día, la IA es el lugar donde se han fijado Apple, Google, Facebook, Tesla, etc, las élites económicas. Hay negocios que nos hacen pensar que están abiertos, pero no lo están. El caso del fútbol no es un negocio abierto, está gestionado por asociaciones que deciden quién entra y cómo, y cómo se hacen los negocios.

Aunque el fútbol no es como el ajedrez o el go, donde una máquina puede computar el mejor movimiento dada la situación.nSin embargo, en Estados Unidos muchos deportes están completamente dirigidos por el dato, que se analiza a nivel individual, de jugadas y situaciones, partidos, equipos, etc. Ahí está la película de Brad Pitt sobre Billy Beane. El baseball es un deporte profundamente influido por las estadísticas, incluso desde sus orígenes. No hay más que ver las cartas coleccionables de jugadores, que ya en los años 60 incluían todas sus estadísticas. Parece que esa mentalidad está extendida hoy en día, pero en ese deporte era algo habitual a mediados del siglo pasado.

Los actuales modelos de Inteligencia Artificial son como en el indomable Will Hunting,  dónde un chico se acerca a ligar en un bar “apabullando” a otro y demostrando todo lo que sabe. Ha accedido a infinidad de contenido, y es capaz de estructurarlo y ordenarlo para dar respuestas o repetir frases. Pero,¿puede desarrollar ideas propias? ¿una personalidad por encima o enriquecerlas?. ¿Podemos pensar en colaboraciones de ambos enriqueciendo y accionando el material tratado por esa inteligencia y convertirnos en “Centauros – Hombre Máquina” que trabajemos de manera conjunta?

Otra cosa interesante es que veamos cómo se gestiona ese lenguaje y acceso al conocimiento, y cómo se respetan conceptos como transparencia o inclusión. Cuando estas IA empiecen a ser anfitriones en el metaverso y a gestionar contenidos, ¿Qué lenguajes, signos y símbolos se van a utilizar? ¿Cómo se va a interactuar? ¿Estará marcado o reglado por una IA? ¿Quién va a garantizar que estas conversaciones y comportamientos no estén sesgados?

Lo interesante del debate no es que las máquinas puedan comportarse de manera indistinguible de las personas, sino lo contrario, que las personas no puedan distinguirse de las máquinas.

ChatGPT realmente no construye, no aporta nada que no esté escrito, simplemente lo compone con trozos que ya existen. Su modelo se basa en datos, relaciones y probabilidades. Aceptar que eso pueda ser conocimiento nos debería hacer reflexionar sobre la importancia del Pensamiento Crítico, de poder discernir por nuestros propios medios. Al fin y al cabo lo que estamos viendo tiene un camino que lleva a que se acepte como cierto lo que diga el algoritmo, y de ahí hay un paso hasta el pensamiento único.

Que no hay que perder de vista que la Encyclopédie la hicieron Diderot y d’Alembert con su criterio. En cada vuelta de tuerca del algoritmo corremos el riesgo de que se vaya cerrando un poco más el mundo.

Hay términos que nos resultan familiares, y que por eso creemos que sabemos y entendemos, pero no es así. La Inteligencia Artificial es como un puzzle que se hace al revés. Vemos el resultado, y parece que tiene sentido. Pero no sabemos cuál era la imagen que había que hacer, ni qué piezas había disponibles.

Leer y almacenar todo el conocimiento sobre medicina, como Will Hunting o Chat GPT, no hace un buen médico. Ibn Sina dijo que “un hombre que sólo ha estudiado medicina es un mal médico”, porque hace falta la práctica para adquirir la maestría. Igualmente, Chomsky dijo que el conocimiento del lenguaje se adquiere cuando se utiliza de manera efectiva en situaciones de comunicación. Tener la información sobre algo no te convierte en un experto en algo.

No se puede hacer una tesis doctoral con Inteligencia Artificial, podrá ayudarte accediendo a fuentes y conocimiento, pero en una tesis doctoral hay que generar un conocimiento nuevo. Con el conocimiento pasa algo parecido que con la música. Codificamos música en formato digital con MP3, que elimina la información que el algoritmo considera irrelevante para el oído, y eso hace que se pierda la riqueza que tiene el disco de vinilo, donde la música se guarda en formato analógico e incluye ondas y vibraciones sin pérdida de información. Convertir información en conocimiento es algo parecido. No basta con almacenarla, simplificarla y ordenarla. Igual ocurre con el pensamiento.

“Pensamiento”, “concepto” o “ética” son ideas filosóficas, creadas por el ser humano, que intentamos trasladar a sistemas informáticos. Volviendo al tema de Turing, un sistema informático podrá simular comportarse de forma ética, en la medida en que la tengan las personas que lo construyen. Sin embargo, los que crean la ética somos los seres humanos, a través de nuestras acciones axiológicas basadas en creencias, valores, y principios.

LENGUAJE Y PENSAMIENTO

Los seres humanos somos capaces de comunicarnos porque a través del lenguaje creamos símbolos, y esos símbolos nos llevan a conceptos. La relación entre lenguaje y pensamiento, cómo se limitan y condicionan mutuamente es esencial en filosofía, y también lo será en la evolución de la Inteligencia Artificial.

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Es curiosa la idea de que el lenguaje no pudiera parecer especialmente interesante para un investigador. Si el lenguaje hace el pensamiento, parece que las personas bilingües no piensan igual cuando lo hacen en otro idioma y en otra cultura. La forma de hablar y de expresarse está condicionada por el dominio del idioma. En esa línea, muchas veces los psicólogos trabajan en terapia con sus pacientes para ayudarles a expresarse o pensar en los problemas de otra manera, porque la forma en que expresas los problemas también te indica un camino de pensamiento.

Y al mismo tiempo, hay ciertos conceptos, ciertas ideas, que son universales para el ser humano, que todos las entendemos, aunque cada cual lo exprese a su manera.

El ser humano necesita materia para hacer el lenguaje, para que sea algo senso-perceptible y permita la expresión y la comunicación. Puede ser escrito, o dibujado, o la vibración de la voz que se convierte en sonido, o un signo gestual que se puede ver. Pero el significado o pensamiento no está claro que tenga este estatuto. Además, los signos son convencionales, varios signos pueden usarse para expresar un mismo significado (por ejemplo en distintas lenguas). El significado de esos signos, sin embargo, es el mismo, es lo que hablábamos al principio, el concepto que se expresa es común, la forma de expresarlo cambia. Por eso, el lenguaje tiene un carácter más instrumental, y lo que realmente es cognoscitivo es eso común, que transciende lo material, y que no está claro que sea solamente lingüístico.

Siempre tiene que haber algo físico que activa la comunicación, y ese algo físico es lo que activa el concepto al que nos referimos. Todos compartimos el concepto de un perro, pero la palabra “perro” y la palabra “dog” no tienen nada que ver. No hay nada que le diga a un español que un “dog” es un “perro”, es imposible que lo deduzca por sí mismo. La lengua de signos tampoco es universal. Por eso hay que aprender el idioma. Y por eso podemos entendernos con gestos, o con dibujos, porque somos capaces de activar el concepto. ChatGPT en cambio utiliza las palabras según el contexto de su aprendizaje, pero él no activa ningún concepto en “su mente”.

¿Y cómo nos afecta el contexto? Es secundario, si no compartes el idioma de signos con el que accedes a los símbolos, compartir el contexto puede ser irrelevante si no te ayuda a acceder a los símbolos. Un inglés tiene que haberte visto referirte a un “perro” como “perro” para poder asimilarlo con lo que él llama “dog”.

En cualquier caso, hay algo que nos permite comunicarnos aunque no compartamos el idioma, hay evidencias de que eso ocurre y en general a todos nos ha pasado. Porque somos capaces de compartir un símbolo, y ese símbolo es el que nos lleva al concepto. La idea de los conceptos universales es muy interesante.

Carlomagno dijo que “hablar un segundo idioma es tener una segunda alma”. Citando libremente a Mayakovsky, decía que una persona que habla dos idiomas son dos personas. Hay una base común en la cultura humana que es Universal y a priori, está ahí cuando nacemos, por eso somos capaces de entendernos intercambiando gestos, signos y símbolos.

La Nueva Desigualdad

Es fácil identificar formas en las que la Inteligencia Artificial genere nuevos espacios de desigualdad. Organizaciones civiles, activistas, filósofoso, referentes de la industria, políticos… llevan décadas trabajando para impedirlo. Que exista sensibilidad y debate en la sociedad es una buena señal.

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Parece que hay una reflexión en la línea de que si la tecnología facilita nuestras “tareas” entonces nos volvemos “perezosos”. Es una opción, aunque siempre va a ser algo que podamos resolver individualmente desde nuestro criterio y toma de decisión. Lo grave ahora mismo y deberíamos cuestionar es que ChatGPT, que es un sistema automático, pueda presentarse a sí mismo como una “persona” o como algo que tiene “criterio”. Porque es posible que haya personas que por su nivel de educación o habilidades cognitivas no puedan saber si es cierto o no. Y eso es una forma de desigualdad.

Al hilo de la desigualdad, puede que el conocimiento enciclopédico sea neutro, pero el lenguaje humano refleja muchas cosas y entre ellas, puede reflejar autoridad y poder. Un enunciado por ejemplo puede reflejar una relación asimétrica entre dos personas. En el koreano, hay tantas declinaciones como clases sociales. Este tipo de cosas tienen mucho impacto en la comunicación humana. El lenguaje no es sólo algo que se afirma y que puede ser “cierto” como hace la IAG, también es la forma que tenemos para expresar intenciones, deseos y miedos, algo de momento que es exclusivo de lo humano.

Siempre se aplica la tecnología para hacer mejor tareas, sembrar o tejer, la especialización de la mano de obra siempre tiene un sentido para hacerla más productiva y eficiente.

Al hilo de la desigualdad, hemos comentado que en USA había élites que llevaban a sus hijos a colegios donde no se educaba con pantallas. Muchos hemos vivido cómo hace años, tener un ordenador personal en casa era un símbolo de status. ¿Tal vez nos estemos moviendo hacia la idea de que no tenerlo, o no usarlo, o no acceder a la IA sea el nuevo símbolo de estatus? En que la vuelta a la artesanía, a poder permitirse pagar por cosas hechas a mano por humanos, sea una de las características de la nueva élite.

Tal vez el problema tenga más que ver con la educación. Tendríamos que ver si realmente el trasfondo es que esos padres de élites económicas lo que pueden es forzar que sus hijos limiten el tiempo de uso de dispositivos electrónicos, al poderse permitir otros tipos de actividades o atención para sus hijos. Que otras personas de otras clases sociales no puedan.

Puede que la IA haga ciertas tareas “mejor”, pero posiblemente lo humano sea “más valioso”. Así que habrá personas que puedan pagar por cosas hechas por humanos, aunque no sean perfectas, serán creativas. Aunque en su creatividad se haya usado tecnología. Se puede comparar con la fabricación industrial y la artesanía.

Eso va a ocurrir con todos los productos culturales. Y en cierta medida, el arte está basado en una “mentira” como decíamos antes.

Tal vez esto abra el mundo del arte a otro tipo de personas, como pasó con los NFTs. Lo único es que la inversión en arte parece que no es una necesidad igual de relevante que el acceso a la educación. Esa idea de la cómo invertimos nuestros recursos para cosas como el estudio y la diferenciación de las élites, parece que nos lleva a cada vez más a una sociedad de personas low-cost. Personas low-cost con trabajos low-cost.

Entendiendo Chat-GPT

La introducción de citas y fuentes en los resultados de Bing se ha percibido como un gran avance sobre Chat-GPT. El conocimiento lo obtenemos o por evidencia directa o por testimonio, pero Chat-GPT sólo conoce por testimonio. Que nos pueda decir las fuentes que ha usado en su respuesta es una forma de transparencia y también de conseguir autoridad.

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Pensad que ChatGPT tiene parámetros que le permiten definir la “aleatoriedad” con la genera su respuesta a partir de los textos que le han cargado. Y del mismo modo, Bing es capaz de citar las fuentes como hemos comentado, pero eso lo hace en un paso posterior, después de haber generado su contestación.

El tema de las fuentes es muy relevante. Hay dos formas fundamentales de justificar las creencias que constituyen conocimiento, el que tenemos por evidencia directa y el que tenemos por testimonio. El “Me lo dijo Pérez” que comentábamos antes. Los modelos de lenguaje tipo GPT tienen conocimiento por testimonio, la información con la que se alimentan. ¿Cómo podrá la máquina conocer por evidencia?

Todos estamos sorprendidos por los resultados y la velocidad a la que se consiguen. Recuerdo que estuve probando GPT-2 en un trabajo con un cliente, con el que teníamos que hacer resúmenes de escenas y guiones, y el modelo era capaz de inferir qué personajes había en la escena aunque no aparecieran en el diálogo. Cuando el Mundial de Fútbol de Qatar, envié a ChatGPT artículos en varios idiomas sobre Amir Nasr-Azadani, el futbolista iraní que se enfrentaba a una condena de muerte. Le pregunté que me dijera qué podía hacer para involucrarme en su caso, y me dió varias opciones, incluyendo que contactase con mis representantes políticos para que actuaran en las instancias internacionales por el caso.

La herramienta es capaz de hacer resúmenes, y de recomendar acciones a partir del registro de las acciones con las que se le ha alimentado, buscando los patrones. También es una gran herramienta de traducción incluso de programación. Conforme se vaya integrando con otras tecnologías, podremos aplicar modelos de inferencia o de planificación, o incorporar criterios éticos. Pero esto va a llevar bastante más tiempo del que muchos se imaginan.

Siempre y cuando lo permitan, claro. En Italia por ejemplo, está prohibido el acceso a Chat-GPT. a priori por motivos de privacidad, o el caso de la persona que aparentemente se ha suicidado en Bélgica a raíz de sus conversaciones con Chat-GPT al respecto del cambio climático.

Transhumanismo y singularidad

La Inteligencia Artificial es una de las herramientas que habitualmente se asocia al Transhumanismo, por su capacidad de aumentar nuestras habilidades cognitivas. Como movimiento filosófico, el Transhumanismo redefine la condición humana a partir de la superación de nuestras barreras biológicas gracias a la tecnología.

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En el punto en el que estamos, la Inteligencia Artificial está clasificando el conocimiento, la IAG puede crear párrafos, imágenes, sonidos, pero nos toca a nosotros darles sentido. Sin embargo parece que estamos cada vez más cerca del “momento singular” en el que la inteligencia de la tecnología supere a la de la humanidad, y las implicaciones del transhumanismo.

En una charla reciente en una universidad de Madrid, al preguntar a un auditorio joven por el momento en que previsiblemente se podría llegar a construir una IA General, la mayoría de los encuestados escogía el año 2030 (frente a otras alternativas posteriores). Esto, a pesar de que en mi charla había sido muy crítico sobre las capacidades de los sistemas actuales. En otras ocasiones, cuando preguntas a la gente cuándo cree que va a ocurrir el momento de la “singularidad”, te da el lapso de tiempo que le queda hasta tener 70 u 80 años.

En la siguiente sesión hablaremos del Transhumanismo.

Muchas gracias a José Carlos González, María Cerezo, David Criado, Antonio, Roberto, Elena, Iván, Rosa, Luca, Fernando, Silvia, Isabel, Carla, Raquel, Fernando, Bri, Virginia, Blanca, Octavio, Juanjo, Pedro, Cova, Omar y Pablo por venir a compartir.

En Madrid, a 20 de abril de 2022.

La imagen del Lenguaje es de Jose Antonio Gallego Vázquez en Unsplash

Sesión IV. El Tiempo

¿Alguna vez te has preguntado…

… por qué nunca llegas a todo lo que quieres hacer, pese a que vas con la lengua fuera todo el día? ¿Vives en la Tiranía de lo Urgente? ¿Te sientes como un hamster en una rueda, condenado a vivir el día de la Marmota una y otra vez?

¿Cómo puedes conseguir estar presente en el “ahora”, deshaciéndote del “antes” e ignorando el “después”? Suponiendo claro está que exista el presente.

¿Por qué hemos aceptado como válido que cualquier Tiempo pasado fue mejor?

Platón fue el primer filósofo del que tenemos constancia que pensó sobre el concepto del Tiempo, como el modelo que representaba una imagen imperfecta de la eternidad, en el mundo de las ideas.

Su discípulo Aristóteles vincula la percepción del Tiempo con el movimiento, y lo convierte en una medida del cambio. Para él, el Tiempo es la medida del paso del antes al después, pero entonces, ¿dónde queda el “ahora”?

San Agustín afirma que el Tiempo es subjetivo, y que solo existe en la mente de las personas. El pasado es lo que se recuerda, el futuro lo que se espera, y el presente aquello que ocupa nuestra atención.

Newton aporta dos visiones del Tiempo, el absoluto, verdadero y matemático; el relativo, como media del movimiento que ya concibieron los clásicos.

Kant devuelve la propiedad del Tiempo al ser humano, lo convierte en una intuición que permite que organicemos nuestra experiencia, necesitamos construir el Tiempo para poder ordenar el mundo en términos de secuencia y simultaneidad.

Heidegger acepta la visión del Tiempo propio y el Tiempo como medida, y lo convierte en la estructura fundamental de la existencia humana. Según él, la vida humana es temporal y siempre está orientada hacia el futuro. Y en el futuro, dice, siempre nos espera la muerte.

Byung-Chul Han, el filósofo-cronista, habla de la sociedad del cansancio como el paradigma de la explotación personal, todo nuestro Tiempo lo dedicamos a ser productivos, a estar activos, y eso nos agota.

INTRO

Empezamos con una reflexión crítica sobre la dialéctica cientifista que hemos heredado desde la Ilustración. La Ilustración introduce un concepto de realidad instrumental, que ha condicionado nuestra visión actual del mundo. Todo lo reducimos a un ratio coste/beneficio.

Es una forma de pensar imperante, que nos impide ver otras muchas, y ese entendimiento instrumental también tiene que ver con nuestra visión del Tiempo. La cultura occidental tiene además esa función divulgativa, que mantiene vigente esa forma de pensar.

La ciencia moderna, la tecnología… todo va en esa línea. Y hay que tener cuidado, porque la cultura de la razón es totalitaria, el ideal del progreso científico nos lleva al totalitarismo, por ejemplo, el caso de la Bomba Atómica.

El racionalismo y la visión instrumental ocultan otras cosas, como el sentido, los valores, la sensibilidad… los reivindicamos en foros como este porque nos damos cuenta de que han dejado de formar parte del mundo, los hemos abandonado. El Ser es un concepto importante. Incluye una idea de presencia y consciencia, que se oponen a considerar a las personas como medios o herramientas para un fin.

Heidegger escribe que el Ser es Tiempo, y que nuestro Tiempo avanza lineal hacia la muerte. Parece que hoy en día nos hemos olvidado del ser para centrarnos en entes (sistemas, plataformas) que nosotros mismos creamos y que a la vez nos cosifican.

Una reflexión que parta del pensamiento crítico debe suspender el prejuicio, pero también nos debe llevar a detenernos. Y en esa pausa, ser capaces de analizar y entender, detener el Tiempo y volver al ser. En esa línea de la reflexión personal serena y como introducción al tema del Tiempo viene muy a cuento la cita de Proust que recoge Byung-Chul Han en “El Aroma del Tiempo

“Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal” (“Por el camino de Swann”, Marcel Proust)

¿Qué es el Tiempo?

El Tiempo y el Espacio son los ejes con los que el ser humano ordena su experiencia. Sin embargo, sólo es Espacio existe, el Tiempo es una deducción. Nuestro entendimiento del Tiempo es a priori, ya existe en nuestra cultura cuando nacemos.

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La mayor parte de los trabajos o tratados filosóficos empiezan por definir y acotar el qué se entiende por los conceptos que se van a tratar. Porque luego de ahí se deriva la conversación. El Ser es lo que Es, como dijo Parménides. Pero no hay nada que el Tiempo Sea, el Tiempo no es nada.

Kant dijo que el Tiempo y el espacio son la forma que tiene el ser humano para ordenar su experiencia. Somos capaces de ver que hay un sitio en el que estamos en un momento, pero antes no estábamos. Por eso entendemos el pasado. Y luego no estaremos. Por eso entendemos el futuro. Y por eso nuestra experiencia va del pasado al futuro. Todo lo adaptamos a sistemas/contextos que podemos entender. Lo explicaba con la idea de la malla cómo explicamos la realidad. El Tiempo y el espacio forman una malla, como un colador, y con ella conocemos la realidad, a través del Tiempo y del espacio.

El espacio es algo que podemos percibir por los sentidos. Lo vemos y lo tocamos. En cambio, el Tiempo es una deducción, nuestra percepción del Tiempo no es real, es “procesada”, una deducción por así decirlo a través de la referencia que tenemos de los cambios en el espacio.

La percepción de que el Tiempo pasa más rápido o más deprisa es sólo una percepción, porque en la naturaleza, todos los sucesos ocurren a la vez.

Desde un punto de vista puramente metafísico, no existe el Tiempo, existe el espacio y el movimiento. La naturaleza del Tiempo es conceptual, nuestra razón puede explicar ciertos aspectos del Tiempo, otros en cambio todavía no. Es cierto que la razón tiene límites, y reconoce que los tiene, y también es cierto que estos límites van cambiando con el avance de la ciencia. Otro tipo de conocimiento, por ejemplo, el chamánico, tal vez pueda ir más lejos.

La visión Cultural del Tiempo

En nuestra visión occidental, el Tiempo se concibe como algo lineal, algo que refuerza por ejemplo la idea de la Evolución. La visión heredada del cientifismo nos hace pensar que el Tiempo es además algo que se puede medir, y cuyo uso se puede eficientar, porque se le puede aplicar un ratio coste/beneficio.

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La experiencia del mundo es individual, pero por encima de ella está la cultura, la cultura se sobrepone a la experiencia. La cultura de cada sociedad es a priori: nacemos en una cultura que existe antes que nosotros. Todo lo que usamos para explicar el mundo ya estaba pensando cuando nacemos, existe antes que nosotros.

Cada época o cultura tiene su propia percepción del Tiempo. La occidental es una concepción lineal, pero otras culturas ven el Tiempo de manera circular. ¿Cómo hemos llegado a la visión cultural-lineal? Parafraseando a San Agustín, él sabe “lo que es” el Tiempo, pero no sabe cómo explicarlo. Hemos intentado explicar qué es el Tiempo por observación, tradicionalmente, el ser humano está sometido por la naturaleza, pero ahora pensamos que no, que podemos doblegarla, en una especie de mito síndrome de Prometeo.

Hemos comentado que los seres humanos somos Tiempo. Hay diferentes concepciones del Tiempo. Hasta el Renacimiento predomina la concepción de un Tiempo subjetivo que ordena la experiencia de cada ser humano (contamos nuestra historia a través de los hechos más significativos para cada ser humano: el primer beso, el nacimiento de un hijo… son hechos con una brevísima duración en el Tiempo, comparada con otras experiencias, sin embargo nos definen). A partir de la aparición del reloj mecánico en el XVII, Newton defiende la existencia de un Tiempo objetivo, que se puede medir.  Esta controversia será suavizada por el genio de Durkheim en S. XIX al introducir la noción de un Tiempo social, o colectivo, que vendría a integrar el Tiempo objetivo marcado por la concepción de los Tiempos colectivos (horario de trabajo, de sueño, de ocio…), con el Tiempo subjetivo producto de la vivencia individual.

La forma en que deducimos el Tiempo colectivo es diferente a la forma en la que deducimos nuestro Tiempo en relación con el espacio. Hay una diferencia entre el Tiempo racional-científico, medible, y el Tiempo personal-privado.

En cierto sentido, la idea de la Evolución también apoya la visión lineal del Tiempo. Las especies van evolucionando en una línea infinita, con ramificaciones, con líneas que se cortan, pero siempre avanzando desde el pasado hacia adelante. Pero otras culturas tienen otras concepciones. Por ejemplo, con menos peso del pasado. El idioma Hopi de los nativos americanos tiene diferentes formas de expresar el presente.

Otra visión relacionada con el Tiempo es la del progreso, la idea de que las cosas siempre se mueven en una dirección, nada se queda como está.

Realmente siempre hay una intencionalidad en el desarrollo de las culturas, si estamos diciendo que la cultura es un a priori, y que Descartes decía que somos porque pensamos, ¿Qué empresas/entidades están definiendo lo que somos a partir de lo que pensamos?

Una de las cosas que salen recurrente en nuestras tertulias es la sensación de pérdida de valores o de propósito. Sin embargo, en las empresas tecnológicas, a las que acusamos de haber cambiado nuestra cultura o nuestros valores, el discurso de su cultura o sus valores es muy fuerte. Forma parte de su mensaje diferencial. ¿Cómo se pueden recuperar los valores de una sociedad?

El Tiempo Circular

Otras visiones culturales conciben el Tiempo como algo Circular. Es la visión más natural y antigua para el ser humano, relacionada con los ciclos de los días, las estaciones, las cosechas… Desde dentro del sistema lineal es difícil que podamos entender y vivir esa idea de la Circularidad.

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Hay otras de entender el tiempo de manera no lineal. Por ejemplo, el ciclo de las cosechas o la rueda del tiempo de los Vedas hindúes. Para una uva el tiempo es lineal, desde el punto de la vid, el tiempo de la uva es circular. El propio tiempo de la vid es lineal, pero desde el punto de vista del campo, es circular. Es difícil ver tu tiempo como circular desde dentro del sistema. Es interesante la idea de estar dentro del sistema de referencia.

El concepto del Tiempo lineal instrumental es tan fuerte que nos parece imposible que podamos salir de ahí. El Tiempo circular, el que se vincula a ciclos, es el original del ser humano. Las ideas del Tiempo como una Rueda son anteriores a la concepción lineal.

Desde luego, podemos ver que hay una idea que es el Tiempo “circular” diferente del Tiempo “lineal”, diferente del Tiempo que se quiere “doblegar” o “conquistar”.

Las ciencias, tanto las naturales como las sociales, tienen concepciones lineales, y por eso es tan difícil salir de las visiones lineales del tiempo. ¿Podríamos llegar al nivel de esas culturas y desaprender nuestra visión del Tiempo? Parece que de alguna manera hemos “gamificado” el Tiempo, en el sentido de que la sociedad fomenta que estemos haciendo muchas cosas todo el rato, y recibiendo “recompensas” a cambio.

El Tiempo Subjetivo y Relativo

La percepción del Tiempo es subjetiva y relativa a la persona que lo percibe y su contexto. Y la forma de percibir nuestro Tiempo va cambiando.  Sin embargo, todo lo que ocurre en la Naturaleza ocurre a la vez y en el mismo momento.

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Compartimos la idea de que la percepción del Tiempo es distinta según la persona y el contexto. En ese sentido, es subjetivo. Algo que hemos comentado y que hace pensar es que nuestra percepción del Tiempo es contextual y relativa. Parece que en sitios como Canarias el tiempo pasa de forma diferente a sitios como Madrid. Se tiene la sensación de que podemos hacer más cosas en el mismo Tiempo. Y la relación entre el Espacio y el Tiempo es bidireccional, el Tiempo condiciona igualmente el Espacio, el lugar, cómo lo percibo y cómo me relaciono con él.

Ahora hay una tendencia en urbanismo y organización social que es el concepto de la “Ciudad de los 15 minutos”, que busca que tengas a un radio de 15 minutos de ti todo lo que necesitas (educación, servicios, sanidad, etc) Y eso puede ser una forma de conseguir ciudades más humanas, más tranquilas, más limpias, etc. De cualquier manera, hay muchas realidades que cambian nuestra concepción del Tiempo.

Al hilo de la ciudad de los 15 minutos, está la vida de barrio. Cuando tienes todo “cerca”, como en el barrio, o en el pueblo, el Tiempo parece que se aprovecha más, porque no tienes esos “desplazamientos” que realmente provocan sensación de inutilidad, o pérdida. Y que luego hay que “recuperar”.

El Tiempo es tan relativo, que cambia incluso la forma como lo percibes en ti mismo. De pequeño lo vives de una manera, de mayor lo vives de otra. Lo hemos comentado también cuando hemos hablado del aburrimiento.

Pero también hay una parte del tiempo que es física, científica, algo que se puede medir. Y los físicos han demostrado que al Tiempo le afectan cosas, le afecta la velocidad, la gravedad, etc. Eso nos lleva a pensar si hay ideas o conceptos del Tiempo que todavía no hemos descubierto. Si el Big-Bang es el origen del tiempo, ¿qué había antes? Y si la Velocidad de la Luz es el límite, ¿qué hay más allá?

Controlar el Tiempo

El Tiempo es poder. Controlar el Tiempo, imponer horarios, es una forma de ejercer la autoridad y el poder. Desde ese punto de vista, podemos llegar a concebir el Tiempo como un instrumento. Sin embargo, nuestra relación con el Tiempo es conflictiva, podemos medirlo pero no podemos controlarlo.

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La Ilustración trae esa concepción que hemos hablado del racionalismo y el cientifismo, y eso extiende a otras áreas la “posesión” del Tiempo.

Durante los siglos que duró la Edad Media, el Tiempo pasó a ser propiedad de la Iglesia. En la plaza de todos los pueblos había una Iglesia, y la Iglesia tenía un reloj y unas campanas. Y por medio de las campanas se decía qué había que hacer, y cuándo había que hacerlo. A través del progreso de la Ilustración y de la Revolución Industrial se extiende la idea del “uso” del Tiempo, de las horas de trabajo, de la producción en las fábricas.

El Tiempo es poder, controlar el Tiempo es otra forma de poder. La tecnología controla el Tiempo, por tanto es una forma de poder. La tecnología está al servicio de la economía, y la economía parece que es una lucha contra el Tiempo. El Tiempo es poder, hay que trabajar 8 horas al día, hay que dormir otras 8 horas, y hay que hacerlo a ciertas horas. Las clases empiezan a cierta hora, a los trabajos se entra a cierta hora, nuestra sociedad nos marca los tiempos. Las campanas de la iglesia que llaman de la oración al trabajo y del trabajo a la oración se han multiplicado.

Si un instrumento es un medio que tenemos para lograr un fin, ¿podemos ver el Tiempo como un instrumento? ¿Cómo se ha construído la cultura que tenemos y de la que estamos hablando? ¿Cuál es el propósito? En la sociedad digital sabemos que hay una intencionalidad a la hora de construir cultura. El culto al Ego en las redes sociales, es intencional. Tener a las personas enganchadas consumiendo contenido, es intencional. Hasta el punto que se desarrollan “técnicas” y “antipatrones”, formas de conseguir esa atención/interés/comportamiento sin que las personas se den cuenta, incluso sin que haya “fricciones” o “rechazos”, y que son la base del Growth Hacking, los Dark Patterns, etc.

El Tiempo puede ser un instrumento y un arma de negociación, por ejemplo. Siempre se dice que los asiáticos, que tienen otra concepción del Tiempo, hacen esperar a sus interlocutores en una negociación, porque saben que eso les desequilibra.

El ser humano desea, tiene deseos, por eso la relación con el Tiempo es conflictiva. El Tiempo no se puede detener, no se puede adaptar a nosotros. Nos pasa por encima. Nuestra relación con el Tiempo es muy mala, precisamente por eso. Porque lo podemos medir, pero no lo podemos controlar. Llegamos al mundo sin quererlo, y la mayor parte de las veces, tampoco queremos irnos. Por eso intentamos someter al Tiempo con rituales, con horarios…

Además de redes sociales o scrolls infinitos, la tecnología nos da herramientas para controlar tareas, calendarios, cronómetros, y metodologías para hacerlo, como Pomodoro, GTD, etc. Todas las empresas tecnológicas han desarrollado herramientas de productividad o gestión del tiempo. Eso es porque responde a una necesidad o preocupación de las personas.

El Tiempo pasa queramos o no

Lo queramos o no, el Tiempo pasa. Hagamos lo que hagamos, nuestro Tiempo va a pasar. Es finito y limitado. Esa realidad es la que nos permite construir el pensamiento de que podemos «perder el Tiempo».

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Resulta interesante establecer diferentes dimensiones del Tiempo. Da igual tu cultura, lo veas o no, creas en ello o no, lo cierto es que el Tiempo avanza. Y te tiraniza. En la línea de lo que decía Heráclito, cuando salgamos de la Tertulia no seremos los mismos que hemos entrado, ni somos los mismos que el año pasado. Y en la línea de lo que decía Heidegger, nuestro Tiempo es reducido.

Aunque el Tiempo pasa para todos, lo que es diferente es la percepción que podamos tener del mismo, porque esa percepción es subjetiva/contextual/relativa.

Por ejemplo, en la obra de Tolkien en general conviven diferentes culturas que tienen diferentes visiones y percepciones del Tiempo, que va desde los elfos (que pueden vivir miles de años) a los humanos (que viven decenas). Esta diferente percepción está muy presente en las relaciones de Beren y Lúthien, o Arwen y Aragorn.  Como dicen en El Señor de los Anillos, no podemos elegir en qué Tiempo vivimos, ni cuánto Tiempo tenemos, pero sí podemos elegir qué hacemos con él.

El ser humano está determinado por lo que puede hacer con su mente, hagamos lo que hagamos, el Tiempo va a pasar. Nuestro Tiempo va a pasar. Sin embargo, a veces vivimos como si fuéramos inmortales, olvidamos que vamos a morir. ¿Podemos ser inmortales? Es interesante pensar que recuperas tu Ser cuando recuerdas que eres perecedero.

Una reflexión interesante en términos de cómo percibimos el paso del Tiempo, (lo que se denomina “Pensamiento Catedral”): en la época de los constructores de las catedrales, la idea de que alguien trabajaba en algo que no vería terminado, que tal vez tampoco lo vieran sus hijos. Esa percepción de la vida como algo inherentemente limitado, pero al mismo tiempo, la capacidad de hacer algo que te trasciende. Es un concepto muy humano, se da en muchas culturas, y es posible que lo hayamos perdido en algún momento pensando en la inmediatez del aquí y el ahora.

Hablábamos en la primera tertulia sobre el tema de si la pérdida de Tiempo es opinable. Estar horas delante del TikTok viendo chorradas, ¿es una pérdida de Tiempo? ¿Desde el punto de vista de quién? ¿Cómo podemos juzgar lo que es una pérdida de tiempo? ¿Hasta qué punto podemos perder el tiempo con libertad de hacerlo? En cualquier caso, sólo cada cual es capaz de juzgar si está perdiendo el Tiempo.

Nuestra capacidad de “juzgar” lo que hacemos con el Tiempo también evoluciona con nuestra madurez, con nuestro contexto. Es parte del autoconocimiento. Es interesante que en castellano tenemos dos palabras para separar los conceptos de SER y ESTAR, cosa que otros idiomas como el inglés por ejemplo no tienen. Es interesante compartir la referencia de un poema de Antonio Machado, “saber esperar”.

“Sabe esperar, aguarda que la marea fluya / -así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete. / Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya; / porque la vida es larga y el arte es un juguete. / Y si la vida es corta / y no llega la mar a tu galera, / aguarda sin partir y siempre espera, / que el arte es largo y, además, no importa.” (Antonio Machado)

La necesidad de Aprovechar el Tiempo

Recibimos constantemente mensajes con las ideas de Aprovechar o Perder el Tiempo. ¿Podemos decir que Aprovechar el Tiempo es ser nuestra mejor versión, en un momento del Presente y un contexto determinado?

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El Tiempo es un punto de referencia a partir del que, o al cabo del cual, muchas cosas encuentran significado .”El Tiempo todo lo cura” una frase sobre el Tiempo que usamos habitualmente. ¿Hasta qué punto algo etéreo como el Tiempo puede curar algo, o sanarnos? En realidad eres tú quién lo hace, pero parece que se lo trasladas al Tiempo.

Parece que la enfermedad que compartimos en la cultura occidental es la necesidad de aprovechar el Tiempo, sin embargo, el cómo aprovecharlo, cómo saber si lo hemos hecho, ¿es algo que nos viene de dentro o nos viene de fuera? Te condiciona tu punto de vista, pero también te condiciona el del Otro.

Los seres humanos somos instrumentales, porque podemos utilizar instrumentos. Nos relacionamos con el mundo a través de instrumentos, y organizamos nuestro conocimiento en categorías. Nos asociamos a otros buscando beneficio, pero siempre desde un punto de vista ético. Del imperativo categórico de Kant, por ejemplo. El problema es el instrumentalismo. Categorizar a las personas como medios.

Existir es ser para otro, las cosas existen porque las conocemos, pero el conocimiento está en nosotros, es referido a nosotros. Vemos el cambio en las cosas y vemos el cambio en nosotros, por eso el Tiempo es un concepto esencial. Porque conocemos las cosas siempre en el ahora, en el marco que nos lo permite nuestra mente.

Muchas frases de la psicología popular expresan el concepto “utilitario” del Tiempo. “No tener Tiempo”, “Perder el Tiempo”, “Pasar Tiempo de calidad”… Somos capaces de juzgar/juzgarnos sobre cómo empleamos nuestro Tiempo, si lo hacemos bien o mal, comparado con la expectativa que teníamos de su uso. Este juicio personal también es cultural, basado en los inputs que recibimos en nuestro contexto cultural.

Respecto al concepto de “Tiempo de Calidad”, tiene que ver con estar presente, con la escucha. También con ser la mejor versión de ti mismo disponible en esa situación, con esa persona.

Sin embargo, hilando varias ideas sobre utilidad que hemos comentado, en la sociedad actual la forma en la que se acepta que estamos Aprovechando el Tiempo es que seamos personas productivas.

La Tiranía de la Productividad

Vivimos en una sociedad en la que la manera que tenemos de «Aprovechar el Tiempo» es ser personas productivas.  Sin embargo, la obsesión por la productividad nos hace olvidar la realidad que estar vivo es mucho mas que producir.

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Es interesante cómo en la sociedad actual la mayor parte del Tiempo lo pasamos trabajando para que nos paguen, y el Tiempo de ocio pagando para consumir experiencias (salir de compras, ir a comer a un restaurante, ir de copas, realizar actividades deportivas, culturales…, viajar) En la sociedad capitalista occidental todo el Tiempo es susceptible de negocio.

Tomemos la referencia del libro “Las 4000 semanas”, de Oliver Burkeman, que trata de ayudarnos a racionalizar el Tiempo que tenemos y concentrarnos en lo que realmente importa. Curiosamente, aunque es un libro “contra la productividad”, también se ha usado en clave de “ser más productivo”.

La idea de las 4.000 semanas, nuestros 80 u 82 años de vida, eso es real, es absoluto, no es relativo. Todo lo que tenemos es tiempo, no hay más.

El concepto de la “productividad” es otro de los que merece la pena revisar. Estamos todos el día hablando de la productividad, cuando realmente, el ser humano lo único que hace es producir.

Toda la visión del tiempo utilitarista, basada en horarios y productividad, y la visión de nuestra vida como decisiones coste/beneficio nos alejan de la realidad de que “estar vivo” es algo más que producir, aunque el ser humano sea productor.

Estar vivo y que tengamos una idea de Trascender, hace que nos apoyemos en herramientas relacionadas con la filosofía, con la metafísica, etc, cosas que nos dan un sentido de utilidad a la vida. Hay una paradoja en torno a la productividad, porque nos enfoca hacia dónde y cómo deberíamos estar invirtiendo nuestro Tiempo, cuando en realidad esa forma de ver la vida la hace más compleja.

Es curiosa la relación de Momo con su peluquero y Gigi. A través de sus conversaciones, Gigi le confía sus angustias y miedos, y la escucha con atención cuando ella habla sobre la importancia del tiempo y la necesidad de disfrutar del presente. Es una relación interesante porque muestra el contraste entre sabiduría y superficialidad, o inocencia y la lucha contra los hombres grises o ladrones del tiempo que proponen una promesa de productividad, falsa, al no tener propósito.

Hay una película, “In Time” (2011) que presenta un escenario distópico, donde el Tiempo es literalmente una divisa, dinero. Si algún día desaparece el dinero, lo que nos quedará es el Tiempo.

Aproximarse a que nuestro Tiempo es limitado a través de la aceptación de la muerte paradójicamente puede darnos “serenidad” en lugar de “angustia”.

¿Y si sólo existe el Presente?

Asumir que el Tiempo es finito es lo que nos permite tener conciencia de la muerte, y por oposición, conciencia de la vida.

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Leemos que la tecnología quiere hacer un “golpe de estado”, una “enmienda a la totalidad” y convertirnos en inmortales. Trasladar nuestra conciencia o nuestro Ser a la nube, tenernos en animación suspendida… cuando precisamente, la esencia de la vida, lo que la da sentido, es que se acabe. Se aprecia mejor la vida sabiendo que vas a morir, es lo que te da la idea de la Trascendencia. Con vida eterna, no hay Trascendencia.

Una de las reflexiones sobre el tiempo como algo finito es cuando te planteas el tiempo que te queda y lo que vas a poder o no hacer con él. Las cosas a las que has tenido que renunciar y que ya nunca harás, o no.

Respecto a la inevitabilidad de la muerte, ¿existe un nivel de conciencia que nos permita aceptar que podemos morir mañana? ¿Podemos llegar a este punto? En cierta medida esa serenidad es el objetivo de las filosofías sapienciales, como el budismo, el taoísmo, el estoicismo, que buscan la sabiduría como forma de alcanzar la felicidad.

Es interesante la reflexión de la historia del Príncipe Siddharta y sus encuentros cuando sale del Palacio y la vida de lujos, comodidades y placeres en la que vivía. Al enfrentarse a la realidad, descubrió la enfermedad y el sufrimiento, descubrió la decadencia de la vejez, y descubrió el ascetismo y la renuncia. Esas realidades forman parte de nuestra vida, del Tiempo que tenemos, hay que aceptarlas para aceptarnos. Heidegger decía que no era auténtico vivir sólo en el presente, despreciaba en cierta medida a las personas que tenían ese estilo de vida. Para él lo auténtico, la vida de verdad, es la que tiene conciencia, conciencia de la muerte, y por tanto, actúa en consecuencia.

El Tiempo es la forma en que ordenamos los acontecimientos, sabiendo que hay un acontecimiento final. La muerte es precisamente lo que da pie a la vida, nos tiene que hacer pensar en vivir. Tal vez esta reflexión es universal y no exclusiva de nuestra época. Horacio escribió hace 2.300 años aquello de “Carpe Diem”, porque ya en aquella sociedad se planteaba el uso, el aprovechamiento del Tiempo. Es importante que esa preocupación por el Tiempo siga con nosotros. Y que su conclusión siga también vigente.

Muchas gracias a Maria Ángeles Quesada, Alberto, Fernando, Roberto, Silvia, Blanca, Fernando, Alejandra, Laura, Clara, Luis, Raquel, Consuelo, Alicia, Octavio, Carla, Virginia y David por venir a compartir.

En Madrid, a 16 de marzo de 2022.

La imagen del Tiempo es de Jose Antonio Gallego Vázquez en Unsplash

Sesión III. El Miedo

¿Alguna vez te has preguntado si los humanos deberían estar programando y diseñando robots asesinos capaces de operar con autonomía en zonas de conflicto? ¿Quién decide qué es una “zona de conflicto”? ¿Sabes si alguien está regulando cómo se construyen? ¿Y cómo se usarán?

¿Temes que la Inteligencia Artificial te deje sin trabajo? ¿O sabes que va a ocurrir y sólo es una cuestión de tiempo? ¿Y qué pasa con la creatividad? ¿La Inteligencia Artificial generativa va a sustituir o limitar la creatividad del ser humano?

Aristóteles hablaba del miedo en la Retórica como “un sufrimiento o turbación nacida de imaginar un mal venidero, que puede provocar destrucción o sufrimiento”. Es decir, el miedo nace de nuestra imaginación, cuando tenemos la impresión de que algo malo nos puede ocurrir, así que no hace falta que estemos frente a la cosa que nos atemoriza, ni que esta se haya producido: su mera posibilidad o creer en ello es suficiente.

Hobbes llegó a decir que su madre parió a dos gemelos, él mismo y el miedo. El autor del Leviathan afirma que el origen de la sociedad humana no es la colaboración, ni la buena voluntad, sino el miedo. El Estado surge por el temor a los demás y la necesidad de que nos protejan, cedemos nuestra libertad a cambio de seguridad.

Heidegger diferencia el miedo de la angustia, y desarrolla el concepto del ante-que, un algo o una situación que tememos, que no es temible en sí mismo, sino dentro de un contexto particular donde ese ante-que se convierte en una amenaza. Y lo es precisamente porque su posibilidad se acerca.

Y sin embargo, para Hannah Arendt, el miedo es una emoción esencial para nuestra supervivencia.

Intro

Cuando tememos algo que no conocemos, generamos una imagen que nace de un producto cultural. En el caso de la tecnología, el producto cultural generado por la ciencia ficción, la literatura, el cine… Esa tecnología distópica se ha hecho intencionadamente para entretener… y asustar.

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¿Qué nos da miedo sobre la tecnología? Y ¿cómo de racional es ese miedo? Normalmente, nuestros miedos vienen por la ignorancia, el desconocimiento, por eso se basan en prejuicios, y tienen mucho que ver con los productos culturales a los que nos exponemos. Cuando pensamos en el miedo a la tecnología, si no la conocemos/comprendemos, lo que nos viene por tanto a la cabeza es un producto cultural. Que en el caso de la tecnología, tiene mucho que ver con la ciencia ficción. ¿Qué imágenes de la tecnología ese tipo de productos culturales? Pues nos vienen a la cabeza cosas como Hal 9000, el Terminator, The Matrix, etc. Podemos agrupar los miedos a la tecnología en dos grandes grupos:

  • Los que tienen que ver con la tecnología/IA que sobrepasa al hombre, y todo lo que ello conlleva (destrucción, dominación…)
  • Los que ponen a prueba la propia definición de la humanidad, sus límites, y nos hacen preguntarnos, ¿qué es realmente el ser humano?

Y en el caso de la IA hay un agravante, el ser humano es creador de una tecnología que se vuelve contra él, somos dominados por aquello que creamos.

Sin embargo, todo esto parece algo lejano, tal vez un poco artificial. Hay otras cuestiones relacionadas con la tecnología que nos deberían preocupar más, porque están ocurriendo ya, ahora, y tal vez no las conocemos. 

  • Los sesgos, la desigualdad y la discriminación que pueden causar los algoritmos
  • Y su opacidad, es decir, cómo se hacen esos algoritmos y qué variables usan
  • La rendición de cuentas y la responsabilidad de las grandes empresas sobre el impacto social que tienen.
  • Las empresas que están diseñando armas autónomas, etc.

En esta misma línea, hay otras dos cuestiones especialmente interesantes:

  • Cómo el desarrollo tecnológico genera nuevos escenarios de desigualdad y colonización, acceso a recursos naturales escasos, y la lucha por el control entre los ricos y poderosos que los necesitan, y los pobres que los tienen. Este impacto va más allá de la relación neocolonial, también tiene que ver con el cambio climático.
  • La vulnerabilidad de las sociedades, que se hacen dependientes de la tecnología. Por ejemplo, en Francia un incendio en un datacenter dejó sin cientos de miles de datos al propio gobierno de la nación.

Y al hilo de los datacenter, una última cuestión especialmente escalofriante. Tradicionalmente los lugares de poder de una sociedad eran públicos y notorios: templos, palacios, ayuntamientos, congresos… edificios con presencia en una ciudad. Hechos para asombrar e impresionar. Los datacenters son justo lo contrario. Son lugares anónimos, anodinos, ocultos. Esto es así por diseño. Los nuevos centros de poder, control y dominación no son visibles ni están presentes. Eso es algo que tal vez debería darnos miedo como ciudadanos.

El propósito evolutivo del Miedo

El miedo tiene un propósito evolutivo, nos ayuda a sobrevivir. Ocurre en el futuro, cuando anticipamos una situación que potencialmente nos puede dañar. Tiene que ver con la incertidumbre, y por tanto con la incapacidad de tener control sobre lo que puede o no puede suceder. Esa visión de superviviencia tiene una vertiente negativa cuando se convierte en una vía para que otros nos controlen.

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El miedo es una emoción que tiene una función de supervivencia, por tanto, evolutiva. La teoría moderna nos habla de diferentes tipos de cerebro. El primero, el que llamamos cerebro reptil, es el que nos protege, por ser básico: atacar o huir. Conforme aumenta el contexto social se desarrolló el cerebro límbico, donde aparecen las emociones que nos ayudan a vivir en una sociedad. Y por último el neocortex, el más desarrollado y propio de los humanos, donde está nuestra capacidad de racionar.

Hay miedos elaborados, como por ejemplo, las estructuras de poder invisibles que comentamos, y también hay miedos primarios. Y estos miedos primarios tienen que ver con el desconocimiento, con lo que no sabemos. Podemos decir que las personas que conocen la tecnología y trabajan en el sector, son capaces de identificar un miedo elaborado, mientras que el público general tiene un miedo a lo desconocido.

En cuanto a los miedos elaborados, es verdad que hay en la sociedad debates muy elaborados sobre cuestiones como el clima, o la identidad sexual, sin embargo no los hay en torno a la tecnología.

Parece que a lo largo de la historia hemos ido cambiando aquello que nos da miedo; empezamos a hablar del “temor de Dios”, después hemos hablado del “sistema” como algo que nos controla, y ahora estamos hablando de la “tecnología”.

La idea de un Dios es “buena” en tanto nos permitió crear unos conceptos de bien, mal y verdad rotundos, absolutos, y explicarnos todo aquello que desconocíamos, asociándolo a algo en sí incognoscible. Luego avanzamos y sustituimos a Dios por la ciencia. Pero no podemos trasladar los conceptos de la religión a la ciencia. En religión, hablamos de creer, Platón decía que creer es afirmar que algo es cierto sin tener pruebas objetivas. La ciencia, en cambio, tiene como premisa la objetividad de su método. Si bien es innegable que la ciencia tiene un sesgo político y un entrelazamiento innegable con el poder, como bien nos indicara Foucault, entre otros muchos, llegamos a límites extra-científicos, léase dogmáticos, que deberían estar reservados al terreno religioso. Por ejemplo, cuando hablamos en el mundo actual de “creer” en cuestiones científicas como en el cambio climático, que en sí será verdadero o falso, siguiendo el método científico, pero en el que en ningún caso deberíamos “creer”. Ahora se nos pide que creamos en conceptos como “el cambio climático”, cuando ni los propios científicos pueden expresar con certeza objetiva qué es.

Al reemplazar a Dios por la ciencia no podemos caer en el error de hacer que la ciencia sea dogmática.

Intentemos retrotraernos a situaciones en las que hemos sentido miedo. En todas ellas podemos percibir una respuesta física, una tensión, un nerviosismo. ¿La tecnología genera ese tipo de sensaciones? Seguramente, más que miedo es preocupación. No por la tecnología en sí, que es una herramienta, sino por el uso que se le pueda dar. Por ejemplo, ¿puedo dar por bueno lo que me presenta Tiktok sabiendo que intencionadamente busca impactarme?

Al hilo de las sensaciones, podemos distinguir entre la angustia y el miedo, son dos sensaciones distintas. El miedo concreta la angustia, la convierte en algo que se puede nombrar.. Nos puede angustiar por ejemplo que se use el miedo con fines políticos. Y la tecnología es una herramienta fabulosa  para difundir y hacer crecer  el miedo.

El miedo no está en el presente. El miedo está en el futuro, decía Aristóteles que el miedo es la imaginación de una situación negativa que puede darse. La falta de perspectiva ante el futuro es lo que nos genera miedo, ansiedad y estrés. Por eso ahora hay tanto interés por la presencia, la meditación, el mindfulness, etc. Para volver a centrarnos en el presente.

De pequeños, sentimos miedo ante lo desconocido, y la forma que tenemos de afrontarlo es buscando el orden. Con el caso de la tecnología ocurre igual. Buscaremos el orden, pero ¿el orden de quién?

La tecnología puede usarse para crear e imponer el miedo. Una forma de defendernos de la imposición global y la fragmentación es a través de las uniones locales. En comunidades de personas que comparten intereses, inquietudes.

El temor al Progreso

Nos asusta el progreso a través de la tecnología porque anticipamos una situación en la que se reduce la idea de lo humano. Hemos aceptado perder nuestra capacidad de construir cosas físicas, y ahora vemos que llega el momento de aceptar traspasar nuestras capacidades intelectuales o cognitivas a la máquina. Y por tanto, de imaginar un beneficio en perderlas.

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Tenemos que diferenciar la evolución, algo que ocurre en la naturaleza y que siempre va hacia adelante; del desarrollo, que es algo que ocurre en la naturaleza, en la economía, en la sociedad… y que puede ir hacia adelante, pero también hacia atrás; y del progreso, que es una tendencia dentro del desarrollo, es un desarrollo que va hacia adelante y de manera eficiente.

¿Qué es lo que nos hace humanos? No es el lenguaje, hay animales que tienen su rudimentos de lenguaje; es la capacidad de tener pensamiento ideal, absoluto, de representar la esencia de una idea. Una copa puede ser de vidrio o de metal, pero su idea esencial es que contiene líquido. El gran ejemplo de pensamiento ideal es el “valor” de un objeto, que un objeto tenga un valor y ese valor se materialice en una transacción por otro bien.

En términos de conducta, la idea esencial es la moral. La teología es la primera manifestación que reflexiona sobre la relación de Dios con el hombre, y tiene su propia manera de definir qué es el bien y qué es el mal.

Cuando hablamos de miedo a la tecnología estamos otra vez en el pensamiento mítico, porque no hay causalidad. La ética nace cuando se empieza a hacer filosofía, y se empiezan a plantear normas sobre cómo regular las relaciones en la sociedad. De la filosofía nacen todas las ramas de conocimiento.

Hay tres tipos de ética, la que busca relaciones en términos de máximos, de mínimos y de procedimientos. Hablar de ética es crear un espacio donde definimos qué es el bien.

Hoy, cuando hablamos de la tecnología de IA, vemos sistemas que son reflejos del ser humano. Es una equivocación ponerle atributos humanos a la tecnología.

Cuesta asociar el “miedo” con la palabra “tecnología” o la palabra «progreso»: muchas cosas dan miedo, porque pueden hacernos daño. La tecnología puede darnos otras emociones, decepción, hartazgo, rabia. 

Y uno de los miedos que está despertando la tecnología y el progreso a través de la tecnlogía es el empobrecimiento de las capacidades humanas.

La sociedad de la información lo que hace es acrecentar esa incertidumbre, no nos da tiempo a procesar toda la información a la que estamos expuestos, necesitamos que otros la procesen por nosotros, y nos digan los resultados de ese proceso.

El miedo a la Inteligencia Artificial

Usamos de manera grandilocuente el término «inteligencia» cuando hablamos de la Inteligencia Artificial. Filosóficamente, no existe la Inteligencia Artificial, la inteligencia nace en la mente, no en el algoritmo. No hay inteligencia en algo que se diseña y construye para imitar el comportamiento humano.

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Uno de los problemas que tienen las ciencias sociales es la “engañosa familiaridad del término”. Hablamos, leemos, escuchamos ideas y conceptos, que no siempre tenemos claro a qué se refieren, o no compartimos la misma visión. En ese sentido, hablamos de la Inteligencia Artificial de forma muy arbitraria. ¿La inteligencia nace en una mente? ¿Puede una máquina tener una mente? ¿O tiene un comportamiento equivalente al de una mente?

Filosóficamente, no existe la IA, porque la inteligencia es un producto de la mente. La tecnología no es un conocimiento, es una herramienta para resolver problemas. A veces resolvemos problemas creando otros, o haciéndolos más complicados.

Estamos llamando «Inteligencia» a algo que recrea el comportamiento humano.

No hay consenso en lo que es la IA, sí que hay cierto consenso en que es un término muy grandilocuente, que se acuñó en los años 50. Tal vez el nombre sea parte del problema.

Lo importante no es acercarse a la tecnología o definirla a través del miedo; el miedo es ignorancia e irracionalidad. En cambio, la desconfianza es racional. La racionalidad lleva a la ética. Podremos tomar decisiones si tenemos la información.

Vemos por ejemplo peligroso el uso de ChatGPT en el mundo de la educación, sobre todo en etapas tempranas. Los jóvenes tienen que aprender a pensar, y los universitarios tienen que aprender a investigar. ¿Cómo vamos a traspasar esas capacidades a un algoritmo?

Estamos acercándonos a un momento donde la tecnología digital y la IA son un peligro para el razonamiento, y el razonamiento es una de las habilidades principales del ser humano.

Obviamente, ChatGPT es capaz de decirte qué contenido se ha generado usando su motor, aunque claro, hay muchas más alternativas. Pero ese no es el problema. No es si generamos trabajos o documentos a partir del copypaste o la intertextualidad. Es si vamos a dejar de hacerlo porque ya lo hace la máquina. Realmente todos copiamos, si copias de un autor, es plagio; si copias de más de un autor, es una bibliografía.

El Impacto que ya percibimos

Uno de los efectos que percibimos en la tecnología digital es que sentimos que nos etiqueta y clasifica, y por eso nos cosifica. Somos etiquetas que alguien nos asigna sin nuestro consentimiento, ni siquiera sabemos qué etiquetas nos han puesto. Y con ellas nos fragmenta y nos reduce, para luego decirnos cómo debemos rellenar los huecos que ha generado.

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Tal vez la cuestión más actual sobre la tecnología digital es lo desnudos que estamos ante lo que las empresas pueden llegar a saber de nosotros. Eso está pasando hoy, no en futuro más o menos lejano. La serie Black Mirror tiene algunos capítulos que dan miedo infinito cuando lees lo que está pasando con el control en China, por ejemplo. Es tan cercano y tan real que aterra.

Además, se ha perdido la intimidad. ¿Cómo podemos resguardar nuestra vida? Si cada vez nos exponemos a que más gente hable de nosotros, opine de nosotros sin conocernos. Y necesitamos exponernos al resto para conseguir su aprobación.

El ser humano en sociedad siempre ha necesitado la aprobación del resto. Lo que pasa es que antes buscabas que te aprobase tu familia o tus amigos, un grupo de 20 o 30 personas. Ahora necesitas que te aprueben miles de seguidores.

Con el efecto perverso de la red social que te anula y te condena. Exponerse en las redes sociales hace que perdamos el posicionamiento por el miedo a que se nos ataque y anule. Por ejemplo, cuando una persona que tiene ideología de izquierdas, afirma públicamente que le gusta la tauromaquia. Alguien ha etiquetado que la ideología de izquierdas es contraria a la tauromaquia, lo que lleva a la falacia de quitar la etiqueta de “izquierdas” a una persona a la que le gusten los toros. De hecho, lo más seguro, es que esa persona no ose decir semejante cosa en una red social. ¿Por qué? Porque en una red social uno se enfrenta a la masa, no a las personas racionales que sin duda cada uno de los que la componen son, tomados de forma independiente, y con las que quizá sería posible tener una discusión en la que se llegara al acuerdo que nadie es blanco ni negro, que los humanos estamos llenos de matices. La psicología de masas, que sin duda emplea la tecnología como herramienta, puede ser muy peligrosa, sobre todo si no se toma conciencia de lo que se puede lograr con ella. ¿Interesa al poder que seamos seres independientes, ambiguos, llenos de aristas y con intereses diversos? ¿O que estemos categorizados en unos pocos grupos a los que enfrentar fácilmente? 

Los algoritmos nos definen a través de etiquetas. Etiquetas que tú dejas de controlar, primero porque las generan ellos, y segundo porque no sabes las que te han puesto. El algoritmo nos cosifica y nos despersonaliza, la tecnología digital desde ese punto de vista fragmenta al ser humano y sus relaciones. Al fragmentarse, perdemos poder individual.

La tecnología digital, y la IA traen un problema asociado que es nos vuelven más individualistas, ha encumbrado la sociedad del interés propio. Cuando nos centramos en nosotros mismos, dejamos huecos entre los humanos, y esos huecos los rellenan los algoritmos. Los algoritmos eligen con quién nos relacionamos, con quién hablamos, y quién nos tiene que interesar. ¿Cómo solucionarlo?

Derivado de esta elección del algortimo, surge la preocupación habitual de si realmente le estamos dedicando tiempo a aquello que es verdaderamente importante. La tecnología nos ha quitado de lugares y nos ha llevado a otros, pero ¿son los lugares en los que debemos estar?

Igualmente vemos muchos problemas en el entorno derivados de la IA o de la tecnología en general, la explotación de recursos es algo generalizado, aplica a los materiales con los que se hacen las baterías de los EV por ejemplo. Hay muchos estudios sobre el impacto de la tecnología en el medio ambiente, los más famosos son los que tienen que ver con el consumo eléctrico derivado del Blockchain.

La base de nuestra sociedad actual es el trabajo, las personas trabajan para tener ingresos, y esos ingresos les mantienen. También está cambiando el trabajo, se está transformando, y esa transformación es profunda, tendrá consecuencias, y no parece que nadie tenga claras cuáles son, ni si habrá o no que remediarlas.

Podemos llegar a pensar que hay miedo al presente, no al futuro. La tecnología nos trae contextos que no hemos decido ni elegido, han ocurrido y se nos han impuesto. Ojalá hubiera una gran conspiración detrás, al menos habría alguien al volante con un propósito. Pero ni siquiera es eso, sólo hay empresarios individuales detrás de esto, con sus intereses particulares.

¿Quién decide a dónde nos lleva el Progreso?

Social y económicamente, hemos aceptado la máxima tecnologíca del «Might is right».  Los empresarios y los tecnólogos decidan hacer cosas que transforman la sociedad sólo porque pueden hacerse. La sociedad digital ha funcionado por imposición: hemos dejado que empresarios particulares con intereses particulares decidan su visión de la sociedad y del futuro, y nos toca a nosotros encajar en esa visión o quedarnos fuera. Como sus intereses son económicos y mercantiles, podemos decir que «hemos comprado su visión».

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Pensamos que la incertidumbre por el progreso es algo transitorio, que tenemos que seguir invirtiendo en recursos naturales porque llegará un momento que todo será más eficiente, sin embargo, ¿cuándo termina ese ciclo? Parece que en algún momento terminará en las sociedades de occidente, pero ¿y en los países subdesarrollados?

Hemos heredado una visión que dice que más ciencia es más progreso y la hemos extendido a más tecnología es más progreso. Sin embargo, no siempre se cumple. Lo que sí podemos saber es que más tecnología es más cambio.

La tecnología de nuestro tiempo no cuestiona los avances de nuestro tiempo, es el mito del progreso, el progreso es un fin en sí mismo.

La rapidez del cambio explica muchas de las consecuencias de lo que está pasando, sobre todo a través de las decisiones que se toman con información parcial o errónea. 

Podemos retomar la idea de los “luditas” de la Revolución Industrial, no como ejemplo de la oposición a la tecnología, sino por el trasfondo de rotura del contrato social. Hoy en día la tecnología está rompiendo ese contrato social. El cambio en la sociedad, en la economía, etc., es cada vez más rápido, pero esta velocidad no se aplica al aprendizaje. Es al revés. 

Al igual que en la Revolución Industrial parecía que los agricultores y los pequeños artesanos iban a verse afectados por el cambio, ¿cuáles serían esos sectores que hoy día tienen miedo al cambio?

Parte de esa velocidad del cambio se ha convertido en la economía de la atención. Nosotros somos nuestros datos, y nuestros recursos cognitivos, nuestra atención e interés, se convierte en algo por lo que compiten las empresas. Dedicamos nuestro tiempo a cosas que no nos aportan nada simplemente porque hay gente trabajando en que lo hagamos para sus negocios.

Considero un error pensar que la IA debe parecerse o imitar el comportamiento humano. Hay personas detrás de los algoritmos, eso es un hecho. ¿Qué pasa cuando dejamos de hacer patrones por nosotros mismos? ¿O de procesar datos? ¿O de programar? ¿Estamos dispuestos a dejar de hacer esas tareas para que las hagan las máquinas? Al fin y al cabo, las máquinas lo hacen mejor que nosotros.

Lo que tenemos que pensar es si abandonar esas capacidades es positivo. Dejamos ciertas tareas en manos de desarrollos hechos por empresas privadas, con su propios intereses. ¿Sabemos qué quieren conseguir y por qué?

¿Dónde ocurre ese debate? ¿En las instituciones? ¿En base a qué? ¿A quién le tenemos que pedir explicaciones?

Parece que la transformación tecnológica no es cuestionable. Hay que aceptarla, se impone, se está haciendo porque se puede. Ante esa visión de “might is right”, los filósofos que se plantean cuestiones éticas pueden oponerse, o dudar, por eso por lo general no hay filósofos en los Comités Ejecutivos de las empresas. Tal vez tendría que haberlos. 

¿Pero es necesario llegar tan lejos como se pueda

Otros cambios tecnológicos en la historia han sustituido cosas aportando algo nuevo a cambio, pero la tecnología digital ha derribado comportamientos y opciones sin aportar una alternativa. Al menos tradicionalmente, cuando alguien criticaba una idea o una hipótesis, aportaba una alternativa.

Siguiendo la tradición de la posmodernidad, parece que hay una crisis de valores en la sociedad occidental. La tecnología es nuestra única opción de futuro, pero ¿de qué futuro? ¿Y para qué? Antes la idea de progreso tenía que ver con ideas como la mejora de los derechos civiles, de las libertades, el estado del bienestar… ¿Pero estamos seguros que la tecnología nos lleva por ese camino?

El pensamiento posmoderno es característico de nuestra sociedad. Es un pensamiento que intenta acabar con las ideologías, que son necesarias. Podemos encontrar ejemplos en filósofos como Byung-Chul Han, que no se hace preguntas ni proporciona respuestas, simplemente es un notario que recoge lo que sucede en la sociedad. O autores como Eckhart Tolle, que dicen que lo único que importa es lo que pasa en el ahora.

Una última reflexión, leí una vez que más del 90% de las cosas que nos preocupan realmente no ocurren. Tal vez simplemente sea una cuestión de tener más información para analizar con serenidad.

Miedo y Control

El miedo es una forma de mantener el control en las sociedades, hasta el punto que Hobbes definía el miedo como el origen del Estado. Se ha demostrado que la tecnología es una herramienta que permite controlar y manipular sociedades, por eso hacen falta más filósofos y más teólogos en los grupos de toma de decisión. Personas que en su día a día, trabajan pensando en la ética y los valores; y no en los votos o los beneficios.

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Cuando Lorena propuseo este tema, su idea era hablar del miedo como algo colectivo, y de cosas como el pensamiento crítico, la capacidad de analizar, la transparencia, etc. Y cómo hay entidades que generan miedo como herramienta de control, y utilizan la tecnología como vector para su transmisión.

El miedo es una de las formas más eficientes de control. Lo hemos vivido muy de cerca con la Pandemia, y cómo se ha controlado nuestra libertad de movimiento y lo hemos aceptado.

Las personas más ignorantes son las que tienen miedo a todo, pero también puede que el mismo conocimiento nos haga descubrir tomar consciencia del miedo. Es algo positivo cuando nos ayuda a evolucionar.

Humanizamos la tecnología poniéndola atributos y etiquetas, sin embargo, lo peligroso son las personas que están detrás. Estas personas que están decidiendo lo que tenemos que hacer, cómo tenemos que hacerlo, o lo que debe interesarnos o lo que tenemos que opinar. Es peligroso decir a otros sobre qué tienen que tener miedo.

No sabemos quién está detrás de la tecnología, hacia dónde quieren llevarla, o que decisiones toman por el camino. En esas empresas y en esos grupos de decisión hacen falta filósofos y teólogos, personas que tienen ciertos valores y que su trabajo consiste en hacerse preguntas sobre la ética y la moral, y no sobre el crecimiento o los márgenes de beneficio.

Detrás de cualquier ciencia hay un juego de interés. La teoría social de la ciencia de filósofos como Kuhn o Feyerabend hablan de que detrás de cualquier grupo de científicos hay personas con sus intereses, aspiraciones, relaciones, etc. El miedo es una herramienta de poder y control, y cada vez lo utilizan diferentes colectivos. No sólo los gobernantes, como tradicionalmente.

Es interesante la traslación del pensamiento institucional al pensamiento de poder. Pensamos que las instituciones visibles se pueden llegar a controlar, a través de nuestro voto, podemos cambiar su signo o sentido; también hay revoluciones… En cambio, las instituciones ocultas no. No sabemos dónde están, las controla su creador.

Hay algo todavía más angustioso, que es la forma en que se está ocultando y haciendo desaparecer información de Internet. A la ciudadanía parece darle lo mismo, pero es el equivalente a la antigua quema de libros, que a  nadie dejaría indiferente. ¿Quién está decidiendo a qué información accedemos y cómo accedemos? ¿Quién nos controla y por qué lo hace? 

Ahora mismo parece que sólo hay un “seguir el camino hacia delante”, acabamos con la cultura de la sociedad. Son los técnicos los que toman decisiones morales por sí mismos, según lo que consideran correcto, sin tener el cuenta el criterio de los pensadores. Simplemente, haciendo las cosas porque pueden.

Eso hace que se imponga un pensamiento único entorno a la tecnología digital, decidido por pocas personas (propietarios de empresas tecnológicas) con sus intereses ocultos (generalmente mercantiles)

Hemos comentado antes sobre la desinformación y el caso destapado por The Guardian, el estado de Israel es uno de los más punteros del mundo en ciberseguridad y lo justifican porque no les ha quedado más remedio que desarrollar esa tecnología por cuestión de supervivencia. Otros casos como Pegasus, Cambridge Analytica, y demás son ejemplos reales de cómo se usa la tecnología para manipular sociedades y países.

Todo va a salir bien

La cuestión de si la tecnología es buena o mala en sí misma es irrelevante. Lo importante de la tecnología es que no es neutral, por el mero hecho de crearla, se produce un cambio en un entorno. Sólo hay que hacer que seamos más conscientes de ese cambio, y pensemos en los principios éticos que hay en su origen y en su consecuencia.

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Es cierto que la tecnología genera problemas, y que muchas veces las personas que toman las decisiones no se hacen las preguntas que se harían los filósofos. Tampoco podemos pasar por alto que existen casos en los que los propios técnicos buscan las soluciones a los problemas que generan, como los cambios que hubo en Ethereum para reducir el consumo energético de las transacciones. Eso es un ejemplo de una involución de un sistema por coherencia. Los técnicos no son ajenos al miedo o a la angustia que generan.

Parece que en la conversación hemos estado un poco pesimistas, y hay que buscar  un mensaje positivo. La tecnología es algo que hay que respetar, igual que se dice que se debe respetar el mar y la montaña. Respetarla significa prepararse, tomar precauciones, aprender y tener un punto de vista y una postura.

¿Tiene sentido temer a la tecnología? Al fin y al cabo, no hacemos más que seguir el camino que otros antes que nosotros fueron trazando, andamos como dijo Bernardo de Chartres, “sólo somos enanos que caminan a hombros de gigantes”.

La cuestión no es si la tecnología es buena o mala en sí misma, esa cuestión es irrelevante. Lo importante de la tecnología es que no es neutral, sólo por el hecho de crearla se produce un cambio en un entorno. No nos debería dar miedo la tecnología como herramienta. Al fin y al cabo, es una herramienta más, como en su día lo fue la rueda, el arado, o el estribo. La tecnología la están creando personas, todo lo que ocurre es porque alguien lo ha pensado y lo ha programado.

Sólo hay que hacer que seamos más conscientes de lo que hacemos, y lleguemos a plantearnos su propósito y pensemos en los principios éticos que hay en su origen y en su consecuencia.

Gracias

Muchas gracias a Lucía Ortiz-Zárate, Almudena, Andrada, Lorena, Pedro, Emilio, Carla, Marina, Laura, Fernando, Iván, Elena, Isabel, Octavio, Consuelo, Silvia, David, Blanca, Virginia, Juan, Laura, Luca, Lucía y Spiros por venir a compartir.

En Madrid, a 16 de febrero de 2022.

La imagen del Miedo es de Jose Antonio Gallego Vázquez en Unsplash

Sesión II. La Culpa

¿Alguna vez te has preguntado si la persona que inventó el scroll infinito se siente culpable de tenerte delante de una pantalla tantas horas al día? ¿O crees que le da igual porque eres tú el que le da al scroll?

¿Alguna vez te has preguntado si la persona que puso un botón de compra de cajas de recompensas en un juego online se siente culpable de que los niños se gasten el dinero de sus padres compulsivamente a ver si les toca el skin nuevo? ¿O crees que le da igual porque es el padre el que debería configurar las compras en las apps?

¿Te juzgas? ¿Te juzgan? Da igual lo que hagas, seguro que eres Culpable. ¿Es lo mismo ser Culpable que ser Responsable? ¿Te quedas tu Responsabilidad, o se la endosas al Otro?

Desde luego hablar de culpa es hablar de remordimiento, de frustración y de angustia, y de pensamientos negativos y poco productivos. Podemos encontrar el origen de nuestra culpa en algo que hemos hecho, o no; que estamos haciendo, o no; o que vamos a hacer, o no.

Nietzsche habla de la culpa como una deuda entre un infractor y un acreedor. Como la racionalidad por un lado y la religión por otro han tendido a reprimir los impulsos vitales, al no poder salir al exterior no pueden sino ir al interior, hacia uno mismo. Nos agredimos y de ahí nace el sentimiento de culpa.

Heidegger lo lleva más allá, y nos dice que la sociedad en general, y el neocapitalismo en particular, nos ofrecen todo tipo distracciones, banalidades, lujos, Autodefensas, TikToks y Tinders para que nos perdamos entre la masa y olvidemos/renunciemos a la angustia. De manera que nuestra culpa surge cuando como seres humanos adoptamos una forma de vida superficial, renunciamos a lo que somos/pudimos ser y nos alejamos de nuestra responsabilidad.

Intro

El dilema de la culpa y la responsabilidad no depende de la disciplina del ser humano (de su trabajo o función en la sociedad) sino precisamente, de ser humano; de ser agente moral. Y por tanto, de plantearse, desde tiempos de Sócrates, cómo hay que vivir, y por qué.

– LTSF

Plantear un debate en términos de responsabilidad de los ingenieros o los diseñadores es una trampa. Por una parte, hay una visión del debate moral, tomamos decisiones. Esas decisiones pueden valorarse en función del consecuente, es decir, de lo que ocurre como consecuencia de nuestras decisiones, o del antecedente, o sea, de lo que pasa antes, de qué podemos hacer antes de tomar la decisión, y si realmente podemos hacer algo. 

Por eso en este caso, es interesante plantearlo desde el punto de vista de la disciplina, es decir, ¿hay responsabilidades implícitas a un puesto de trabajo? Y desde el punto de vista de la elección, ¿podemos permitirnos tomar o no tomar una decisión? Y una vez que esa decisión tiene consecuencias, ¿podemos permitirnos quedarnos sin hacer nada?

También es importante pensar si realmente existe la inocencia, ¿hay algo en la vida que hagamos que no pueda crear un efecto negativo en otra persona? y el tema de si la responsabilidad viene de fuera, o de dentro.

Así que como diseñadores e ingenieros, realmente el dilema moral que nos tenemos que plantear es el mismo que se plantea cualquier agente moral,y que viene de los tiempos de Sócrates en la República: ¿Cómo hay que vivir y por qué?

El origen social de la Culpa

La culpa nace cuando rompemos el código de una sociedad, cuando transgredimos sus leyes. Hacerlo acarrea una «mancha», una «vergüenza». De esta manera, la culpa ejerce una función de regulación y armonización de la sociedad.

– LTSF

La responsabilidad por tanto no es algo que haya surgido de la disciplina, de ser ingeniero o ser diseñador, sino de ser persona. Aquí nace una primera visión de la culpa, como sentimiento de rechazo o desagrado con lo que tienes que hacer, pero no quieres, y sin embargo, no te queda otra opción.

Antropológicamente, la culpa es un sentimiento consustancial al ser humano. Muchas veces pensamos que tiene que ver con la cultura judeocristiana, pero no es cierto. El sentimiento de culpa existe desde mucho antes, es universal, y es transcultural, es un concepto que existe en todas las culturas. Y en cierta medida, es una herramienta de control. Tanto personal como de la sociedad. Pero es cierto que en la grecia clásica se hablaba del concepto de la “mancha” y la “vergüenza”, y esos conceptos han ido evolucionando con diferentes tradiciones hasta el “pecado”. La “vergüenza” es algo que te mancha frente al exterior, el “pecado” es algo que te mancha a ti mismo. De ahí la cultura judeocristiana establece una jerarquía de pecados, los que haces por ignorancia, y los que haces con intención. Pero en cualquiera de los dos casos, la culpa tiene esa función regulatoria.

Me resulta muy interesante la idea de que la culpa es el mecanismo que nos regula en la sociedad.

¿Cuándo podemos decir que nace la culpa, y a qué edad somos conscientes de ella?

Los griegos hablaban de la vergüenza de romper con las costumbres. Por tanto, la culpa puede nacer con el paso a la edad adulta. Las costumbres regulaban el comportamiento en la sociedad y el comportamiento hacia los hombres. Dado que la moral venía de los dioses, hay una vergüenza en romper con la moralidad divina. Y de la misma forma, una vergüenza en romper las costumbres de la sociedad. Sin embargo, este concepto fue evolucionando con el cristianismo, hasta el punto en que nacemos con el pecado, tenemos una culpa trascendental.

Sobre la culpa como regulador de la sociedad y la idea del privilegio, habría que pensar si los que tenemos el “privilegio” de elegir o decidir tenemos también la “responsabilidad” de hacer que las cosas cambien, de hacer que más personas accedan a ese “privilegio”. ¿Lo hacemos?

Y también al hilo del papel regulador de la culpa, está el papel preventivo de la culpa, puede ser una forma de verlo como algo positivo, podría hacer algo pero no lo hago porque sé que sentiré mal.

El origen humano de la Culpa

Nietzsche decía que el ser humano no puede soportar que el dolor y el sufrimiento sean absurdos. Por eso buscamos a su responsable.

LTSF

¿Por qué el hombre necesita encontrar un culpable? 

Qué pregunta más interesante. Nietzsche en esa línea decía que el ser humano, lo que no puede soportar, es que el dolor y el sufrimiento sean absurdos. Por eso hay que buscar un responsable. Eso nos permite calmar la angustia. Por eso siempre hay que justificarse. Por eso la culpa tiene que ver con el motivo.

También es normal que el agente moral empático se sienta culpable por hacer algo que afecta negativamente a otros, con o sin intención, pues en general el que no siente esa culpa se le asocia con la conducta psicopática / sociopática

Cuiado, porque podemos estar haciéndonos trampas al plantear ciertas preguntas. El valor moral de una decisión tiene que ver con un contexto social, pero eso no significa que aceptemos el relativismo

Que no haya valores de moral absolutos, o que todos los valores morales no sean absolutos, no significa que no los haya contextuales, es decir, que los hayamos acordado. Y tampoco significa que no sean evolutivos y revisables, es decir, que se vayan incorporando nuevos valores según va cambiando el contexto de la sociedad.

En el caso del COVID además hemos visto como se ha transgredido la “ley antigua”, la ley natural. Si alguien muere, se le despide y se le entierra. Ya está recogido en la tragedia de Antígona, que quería rendir el tributo a su hermano, considerado traidor a la patria. Ella decide transgredir la ley “social” para respetar la “ley de la sangre”. Obviamente acaba mal, pero hacer lo contrario habría ido en contra de su humanidad, le habría hecho romper un mandato que ella considera más elevado y necesario que el político. Si por su acto es condenada a muerte, gracias a él, queda libre de todo sentimiento de culpa.

Otra reflexión que nos interesa es el precio que pagamos, por ejemplo, por poder hacer ciertas cosas sin que nadie nos agreda. Como sociedad, debe haber unas normas consensuadas, y por aceptar unas se entiende que nos limitamos o rechazamos otras.

De alguna manera, la culpa es algo inherente a nuestra condición, es lo que nos hace humanos.

Tipos de Culpa

Hay muchos tipos de culpa, criminal, política, por inacción, por no satisfecer expectativas, incluso la culpa metafísica. En este debate hablamos de la culpa moral; aquella que nos hace sentir responsables y nos lleva a la renovación a través de un proceso de arrepentimiento.

– LTSF

Jaspers, muy influido tras los horrores del nazismo, hablaba de cuatro tipos de culpa:

  • la criminal, la que atenta contra los códigos legales
  • la política, que por ejemplo tiene que ver con la corrupción, o con pagar cosas “en B”
  • la moral, que es la culpa que sentimos por nuestras acciones ante otros
  • y la metafísica, que es la que nos hace sentirnos culpables ante las leyes de Dios

En estas categorías puede entrar otras ideas, como la culpa que sientes por las cosas pendientes, por resolver, o que no has cerrado. O la culpa que sientes por no satisfacer las expectativas que otros habían puesto en ti. O la culpa que tienes cuando el miedo te impide actuar. 

También puedes sentirte culpable por un error, como se ha dicho antes, pero qué pasa si algo que estaba mal en sí mismo da un resultado positivo. ¿El éxito nos absuelve de la culpa? 

Finalmente, hay también un concepto de culpa existencial, el de aquella persona que se desconecta de sí mismo.

Eso tiene que ver con las teorías de Heidelberg sobre la culpa y el espectáculo. La sociedad del espectáculo se crea para ayudarnos a salir de nosotros mismos. Para entretenernos. Hay un sentimiento de culpa que nace precisamente de ahí, del desvincularse de las consecuencias de lo que haces.

Antes se ha hablado de la culpa preventiva, pero también hay una culpa por inacción, un sentimiento negativo de no haber hecho algo, ese arrepentirse de algo que no ha ocurrido, por ejemplo por miedo.

En este debate nos interesa la culpa moral. Según Jaspers, aquella de la que nos sentimos responsables y, tras un proceso de arrepentimiento, nos lleva a la renovación.

Culpa y responsabilidad

Culpa y responsabilidad tienen que ver con la transgresión de la norma, y con la consecuencia del acto. Las normas de la sociedad van evolucionando con el tiempo y su contexto, y con ello aquello que nos hace sentir culpables.

– LTSF

Para mí responsabilidad y culpa van de la mano. Son algo personal, que tú mismo te impones. Y en ambos casos, ocurren a posteriori, después que ocurre el acto. Cuando ves la consecuencia y entonces puedes medir, si puedes o no hacer algo en el momento en que ves la consecuencia.

Todos somos culpables del daño que causamos, de lo que hacemos, sin embargo, creo que hay diferenciar la situación de cuando he tenido el control de algo, por tanto es posible sentir responsabilidad sobre su consecuencia, del caso en que no ha sido así (es decir, no he tenido el control) pero he participado y como partícipe, tengo la “arrogancia” de asumir responsabilidad sobre la consecuencia.

Se equipara culpa con responsabilidad, y es importante establecer que no es lo mismo. La culpa en cierto sentido tiene un matiz cultural, como hemos visto en la evolución de las sociedades. Hoy en día te puedes sentir culpable por tu huella de carbono, y puedes asumir la responsabilidad de reducirla. Eso era impensable en los años 80. En ese sentido, podemos pensar que son conceptos relativistas.

En ese sentido, hay una dimensión social, que te separa a ti, de lo que ha cambiado a tu alrededor con el tiempo, y ser consciente de ese cambio a veces te chirría.

El tiempo es un factor importante. Seguramente, el Mark Zuckerberg del año 2005 no es responsable de la dismorfia de las usuarias de Instagram, porque estaría por ver si pudo preveer que eso ocurriera. En cambio, el Mark Zuckerberg de 2023 sí lo es, porque ahora es consciente del problema, como se reveló, y no lo ha impedido.

Y no olvidemos el aprendizaje. Con la edad aprendemos a reconocer que no somos algo puntual y singular, somos algo histórico. No somos “robinsones” que viven aislados en una isla, no somos realidades aisladas. Somos realidad colectivas. Venimos de un pasado y tenemos un futuro. Por eso hay una responsabilidad de ignorar el compromiso con el colectivo.

¿Qué nos hace sentir culpables?

Aunque la norma de la sociedad es lo que sirve de fundamento a nuestra ética personal, no siempre tenemos la capacidad de elegir no transgredirla. Porque a veces, poder elegir es un privilegio.

– LTSF

Voy a poneros como ejemplo una situación personal. Durante la etapa del confinamiento y la imposibilidad de libre circulación entre comunidades autónomas, no pude ir a despedirme de un familiar. Me sentía culpable, por no haber podido despedirme, pero no podía sentirme responsable, ya que era una ley que me venía impuesta. Con el tiempo, me sentí responsable de no haberme saltado las normas, porque lo que debería haber hecho hubiera sido despedirme.

Es interesante hablar de la culpa o la responsabilidad desde las normas. Parece que todo lo medimos contra “lo de fuera”, cuando siendo un sentimiento, es algo que está dentro de nosotros. La culpa es individual, las personas la sienten o no la sienten, y ante un mismo hecho, esa dicotomía existe. De ahí que nos preguntemos hasta dónde llega nuestra culpa como gestor, decisor o ejecutor. ¿Podemos realmente elegir? ¿O es una ilusión? De ahí que por lo general el sentimiento de culpa se vincule con la honestidad.

Yo tengo un ejemplo en el ámbito laboral, tuve el privilegio de poder rechazar un proyecto con el que no me sentía bien, para una empresa con cuyas actividades no estaba de acuerdo. Sin embargo, otras personas a lo mejor no pueden decidir. Por ejemplo, las personas que trabajan en la limpieza de un prostíbulo. Seguramente no quieran hacerlo, pero no pueden elegir. Por tanto, ¿la culpa o la responsabilidad también se derivan del privilegio? Ya hablamos en la anterior sesión sobre la capacidad de elección real, práctica. Tomamos decisiones que a veces nos podemos permitir.

Yo también tuve un caso de decisión y privilegio en el ámbito laboral. Y llegué a la conclusión de que no podía rechazar un cliente con el que no estaba de acuerdo. Lo tuve que aceptar. Eso me hacía sentir un conflicto. Por una parte, tenía que tener ingresos y pagar facturas, eso lo puse antes a la hora de resolver mi dilema. Pero me sentí mal. Era una contradicción, y aunque encuentras formas de justificarlas, eso me llevó a una segunda contradicción. Y es que sentí que perdía mi compromiso con el cliente, algo que para mí era clave. No quería hacer ese proyecto y se notaba. Con lo cual acabé faltando al compromiso que había adquirido y por tanto, a la responsabilidad que tenía con ese proyecto. En ambos casos, la ética es mía. Es de cada uno. Y cada cual tiene que resolverla.

Finalmente, una reflexión sobre el privilegio de decidir y aceptar cosas que tal vez van en contra de nuestra moral, y tiene que ver en cierto sentido con el sacrificio. ¿Deberíamos aceptar cosas desde nuestro privilegio, en lugar de rechazarlas, para que otros que no pueden elegir no las hagan?

La sociedad de la Culpa y la sociedad de la Vergüenza

La culpa aparece cuando enfrentas tu moral a la del grupo. Y la culpa la puede dictaminar un juez externo, o nuestro juez interno. Hay sociedades que se construyen sobre la vergüenza (externo) y sociedades que se construyen sobre la culpa (interno)

– LTSF

La culpa se usa abiertamente para manipular y controlar, es un mecanismo de poder.

La culpa puede venir siempre que enfrentas tu moral a la del grupo, que has decidido o no te ha quedado más remedio que acatar, y que puedes compartir o no. ¿Puedes cuestionarte la moral del grupo? Tienes derecho a hacerlo, por supuesto, pero ¿puedes vivir en un grupo sin aceptar su moral?

No es un tema sencillo, desde luego. Aceptar una moral supone internalizar un marco, unas reglas, y si tú transgredes algo que el resto de la gente cumple y por tanto acepta, te rechazarán. La moral de cada uno siempre empieza en la del grupo, porque es la que recibimos por educación, y luego vamos extendiendo y ampliando a través de la experiencia y la reflexión.

Quiero recuperar el concepto de la mancha y la vergüenza y la culpa, porque antropológicamente es relevante. Hay sociedades que están construidas sobre la vergüenza, y otras sobre la culpa. Una sociedad de la vergüenza es aquella en que lo que regula es el juicio externo, y una sociedad de la culpa, como la católica, lo que regula es el juicio interno. Aunque obviamente todo son escalas de grises, y ambas visiones coexisten.

Estoy de acuerdo con la idea de las sociedades de la vergüenza y las sociedades de la culpa, en mi cultura, vivimos afectados por las dos. Por eso para mí son importantes los valores, dónde surgen, cómo se adquieren y cómo se comparten.

En el sentimiento de culpa siempre hay un juez, puede ser un juez interior o un juez exterior. El criterio contra el que se juzga es social, y la historia nos demuestra cómo ese criterio social se ha construido para ordenar y regular el comportamiento. Va en la línea de lo que hemos comentado sobre la religión: hay unos Mandamientos de una ley moral que son independientes de las leyes de cada país.

Los animales no tienen sentimiento de culpa, es el ser humano el que lo crea. A partir de ahí empieza el juicio moral a otro. Juzgar la culpa criminal en cierta medida es fácil: hay un código que está escrito, que dice cuáles son los “crímenes” y cuáles los “castigos”. Pero el código moral tal cual no existe. Los católicos por ejemplo tienen unos “Mandamientos”. Pero ¿qué educación tiene el que te juzga moralmente? ¿Quién es para hacerlo? ¿Y cómo reaccionamos a su juicio?

Ampliando al tema de la culpa por comparación, es ver que hay situaciones en las que tu código ético confrontado con el del colectivo te hace sentir culpable pero por exceso, es decir: cuando te sientes culpable de respetar algo que el resto no respeta. Y entonces confrontas tu moral con la de la sociedad y te das cuenta que la tuya es “más restrictiva”. En ese caso, la respuesta suele ser, pues a la mierda las normas, de ahí el tema de la gente que no recicla o no lleva mascarilla en el metro.

Hay un mecanismo por el cual, a través del arrepentimiento, que te exime de la culpa, vuelves al compromiso.

Estamos viendo la culpa como algo inherentemente negativo, pero en cierta medida la culpa es sanadora, al menos en la medida en que te permite cambiar y mejorar a través del arrepentimiento y el perdón.

Crear en otros el sentimiento de culpa

La culpa es una herramienta de autorregulación social. También es una poderosa herramienta de manipulación: podemos hacer intencionadamente que otros se sientan culpables.

– LTSF

Hemos comentado que la culpa no es mala ni es buena como tal, pero siempre te hace sentir mal. ¿Entonces? Yo me siento responsable sobre decisiones, pero no me siento culpable. La culpa viene de la moral, y la moral es social. Además de la culpa moral y social, hay una culpa que viene de la empatía, cuando ves el daño que le haces al otro. Y hay una culpa que precisamente viene del otro, que nace fuera de uno mismo, nace en otra persona que te traslada la culpa. Por ejemplo, algo muy habitual en Navidades, cuando rompes el mandato familiar de las reuniones o los regalos. Cuando tienes que equilibrar el sentirte mal por hacer algo que no quieres, frente al sentirte mal por lo que otros esperan que hagas.

Hasta ahora no había salido la idea de que podemos hacer que otras personas se sientan culpables

Sobre la idea de que la culpa que te traslada otro, creo que también hay una culpa por comparación, es decir, nos sentimos culpables o no por algo en función de cómo veamos que se comporta la gente o no. Es en cierta medida la teoría de las ventanas rotas, la moral del resto me afecta a mí.

Porque la culpa, además de una herramienta de control y equilibrio, es una herramienta de persuasión y manipulación.

Hay una estrategia en la búsqueda de culpables, y eso pasa a nivel político, a nivel empresarial, a nivel de relaciones personales, etc. Traspasar “nuestra culpa” a “otros” es también algo habitual.

Platón decía que había dos diosas de la persuasión, una blanca y otra negra. La diferencia tiene que ver sobre qué se articula la acción o el compromiso con el otro, si sobre la comprensión o sobre la malicia. Y también sobre el objetivo de tus acciones, si es algo que tendrá un efecto positivo o no en la persona. Hay una moral por tanto en la elección del agente: elegimos persuadir o elegimos manipular. Sobre si la persona actúa con libertad y verdad, o actúa desde tu mala fe y la mentira. Responsabilidad tiene que ver con un compromiso que se asume en público, de ahí la idea de la vergüenza como mancha que comentábamos al principio. Ese compromiso puede ser con la sociedad, o con uno mismo.

Decimos que la diferencia entre persuadir y manipular es la intención y la libertad, pero ¿realmente somos libres de tomar ciertas decisiones? La libertad a la hora de elegir es un debate interminable. Aquí tenemos que pensar en la consecuencia en el otro, y en si nos importa o nos resulta indiferente esa consecuencia, ese afectar al otro. Recordemos que esa es la clave de ser agentes morales.

Es que a veces hacemos cosas ignorando cómo van a hacer sentir a los demás, y puede ser por descuido o porque realmente no nos importe, y otras veces lo hacemos realmente con mala intención. Por eso hablábamos antes de la persuasión y la manipulación, y el prisma de si hay una intención colaborativa o una intención malvada.

Todos hemos vivido situaciones en las que surge la culpa que otros te transmiten cuando te juzgan y te declaran culpable, pero no una culpabilidad jurídica o legal, sino una culpabilidad moral desde su criterio personal moral. He sufrido ese juicio ha sido interesante, porque con el tiempo y la instrospección he podido rechazar ese sentimiento de culpa que alguien me había trasladado.

Me interesa la idea de que otras personas te puedan hacer sentir culpable, y que además puedan hacerlo de forma intencionada. Precisamente porque es un ataque que hace otra persona que te quiere imponer sus condiciones. Pero que no se siente culpable por hacerlo.

El concepto del sentimiento que has introducido es muy interesante. Es la moral la que te da la culpa, pero es tu responsabilidad la que te dice si lo eres o no, si la aceptas. Pensar y reflexionar sobre ello es lo que puede hacer que te rebeles.

Cuando te das cuenta de que no eres culpable suele ser efectivamente con el paso del tiempo, y en ese momento aparece el llamado síndrome de la escalera, te hubiera gustado responder a la situación “en el pasado” de una manera o con unas herramientas que tienes “en el futuro”.

Otra cuestión interesante es la educación y el respeto, ¿por qué hay personas que consideran que pueden juzgar a otros, y agredirlas en ese sentido? Es decir, emitir un juicio moral sobre una persona y trasladarlo para que se sienta culpable en cierta medida es una agresión.

En realidad, nadie te puede hacer sentir culpable: el mecanismo de la culpa está dentro de nosotros. La sociedad establece las normas, de ahí sale la moral. El dilema se sufre interiormente. En el caso de las normas familiares sobre las Cenas de Navidad, el dilema moral está dentro de la persona que lo tiene, y no está en la persona que no lo tiene. No es un dilema moral universal, es particular. Porque la ética es personal, es la forma en la que cada uno se apropia de la moral del grupo. Freud explica la culpa como “dolor psíquico” que se impone el propio individuo por haber traicionado al otro y poner en riesgo su amor.

Por último, ¿existe algo que sea lo contrario de la culpa? ¿La satisfacción? ¿El orgullo?

Conclusiones

Nietzsche nos diría que el dilema moral de la tecnología no puede resolverse desde dentro, desde la industria, porque esta sometida a sus propias reglas y objetivos. Hace falta hacerse preguntas diferentes para encontrar respuestas diferentes. Para eso está la filosofía.

– LTSF

El mundo de la tecnología en el que os movéis empieza a ser cuestionado y juzgado, y eso está muy bien porque denota madurez, no sólo del “sector” sino de las “personas”. Muchas otras actividades ya estaban cuestionadas y juzgadas en el pasado. Es bueno hacer esta reflexión, es bueno hablar de las consecuencias de los agentes morales. Es bueno que haya personas que puedan elegir, y lo que se espera es que con el tiempo haya más. Eso obviamente pondrá en aprietos a las empresas/empresarios que tendrán que adaptarse, y ese ciclo es virtuoso.

El ser humano siempre es creador, es lo que nos define, transformamos el entorno. No todos podemos crear lo que queremos, y ahí nace una cuestión moral. Y en la sociedad católica además, esa cuestión moral tiene el problema y su solución en sí misma. Está el pecado, el arrepentimiento y el perdón. Y así se sigue.

Cada cual es responsable de lo que crea, pero en un entorno laboral, en el que alguien hace lo que le dicen que haga, ¿somos responsables? ¿O somos un engranaje en una cadena? Llevado al extremo, éste es el argumento que esgrimió Adolf Eichmann en su juicio en Israel. Él hacía lo que le dijeron que hiciera.

Nietzsche nos diría que el problema de la ciencia no se puede resolver desde dentro de la ciencia. La ciencia se basa en encontrar el “cómo”, y la ingeniería se basa en la “eficiencia”. El científico, el ingeniero, nunca serán neutrales, porque están dentro del problema. Pero hay otra forma de abordar las cuestiones, es la forma de buscar el “por qué”. Ese es el objetivo de la filosofía, hacerse las preguntas y plantear si hay otra forma de resolver los conflictos.  

Todo al final gira en torno a dilemas morales que están planteados desde la antigüedad, los mitos, que nunca pasaron porque ocurren siempre. ¿Dónde está el límite de la tecnología? Hay que tomar consciencia de ese límite desde el momento que rechazamos que might is right, y nuestro deber de creadores es buscar esa dimensión moral en lo que hacemos. La ciencia forma parte de algo, lo hemos comentado toda la sesión, de un pasado y de una sociedad, y por tanto de un presente y de un futuro. No puede resolver su propio conflicto desde dentro, necesita la ayuda desde fuera.

Para eso existe la filosofía.

Gracias

Muchas gracias a Josefa Ros, Iván de los Ríos, Luis, Consuelo, Roberto, Marcos, Andrada, Juan, Luca, Isabel, Lorena, Carla, (su madre), Silvia, Spiros y Fernando por venir a compartir.

En Madrid, a 19 de enero de 2022.

 

La imagen de la Culpa es de Jose Antonio Gallego Vázquez en Unsplash